La Sociedad de Naciones, el embrión de la ONU

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

La Sociedad de Naciones creada en 1919 fue un éxito ideológico, con una propuesta pacifista que perdura hasta nuestros días.

Su mentalidad supuso un cambio con las ideas expansionistas e imperialistas del siglo XIX y proponía frenar la política de alianzas iniciada por Bismarck a mediados del siglo anterior.

Sin embargo, sólo fue un triunfo ideológico, ya que el proyecto acabó por fracasar en los años 30.

Antecedentes de la Sociedad de Naciones

La Primera Guerra Mundial fue una de las peores guerras de la Historia. No obstante, dejó tras de sí un cambio en la mentalidad de la sociedad occidental que ha terminado por llevarnos al momento histórico en el que nos encontramos.

Tras la guerra, la mayoría de los soldados, de los ciudadanos y de los dirigentes políticos acabaron desencantados.

La imagen tradicional de la guerra como purificación y forma de resolver conflictos quedó en entredicho. Había quedado demostrado que no podía seguir todo como hasta entonces.

El primero en darse cuenta de esta situación fue el presidente norteamericano Woodrow Wilson, que tenía claro que la idea de nación y forma de gestionar la política heredada del siglo XIX era obsoleta.

Por eso, redactó los Catorce Puntos, por los cuales proclamaba una serie de valores que deberían de ser reconocidos de forma mundial.

Con esta mentalidad, en la Conferencia de París de 1919, Wilson consiguió que se elaborasen los reglamentos de la Sociedad de Naciones.

Sociedad de Naciones
Sesión de la Sociedad de Naciones sobre Manchuria en 1932

Creación de la Sociedad de Naciones

La Sociedad de Naciones fue el embrión de lo que ahora conocemos como Organización de las Naciones Unidas.

Para el presidente estadounidense, la nueva organización internacional tenía como fin unir a todas las naciones y garantizar la independencia y la integridad de todas ellas.

Sus estatutos fueron redactados por una comisión presidida por el propio Wilson y otorgaban competencias plenas en caso de que se dieran cuestiones o situaciones que amenazasen la paz conseguida en 1919.

Objetivos de la Sociedad de Naciones

En un principio, la Sociedad de Naciones, bautizada como League of Nations en inglés, nació con el convencimiento de que la diplomacia encubierta era un fracaso y que la política de alianzas debía erradicarse.

El ámbito de actuación se amplió hasta las colonias, por lo que podían intervenir en asuntos de cualquier parte del mundo, siempre y cuando hubiera unanimidad de decisiones.

Precisamente este punto, la unanimidad, suponía un aliciente para que varias naciones se unieran ya que garantizaba la soberanía de cada país.

La institución estaba formada por la Asamblea, el Consejo y la Secretaría Permanente. El Consejo estaba formado por nueve estados, de los cuales 5 eran permanentes y cuatro se iban rotando.

Los permanentes eran Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Francia y Japón. La sede de la Asamblea se fijó en Ginebra.

Aún con toda la carga ideológica del presidente Wilson, los Estados Unidos no ingresaron en la Sociedad de Naciones, aunque sí que lo harían en los órganos afiliados como el Consejo.

Sin embargo, esta pérdida privó de autoridad a la organización, que acabó por entrar en crisis en los años 30 y el auge de los totalitarismos y nacionalismos.

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