Los humanos podrían haber habitado el Puente de Beringia durante 10.000 años

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Marcelo Ferrando Castro
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puente beringia

Hoy en día Bering es un estrecho, separando Alaska de Siberia. Pero no siempre ha sido así. Durante el Último Máximo Glacial, hace entre 28.000 y 18.000 años, los niveles del mar eran 140 metros inferiores a los actuales. Esto significa que gran parte de lo que hoy pertenece al océano Pacífico era tierra firme y, de hecho, sin este paso de tierra los humanos no habrían llegado a América.

Aunque la llegada del hombre a América a través de Beringia (como se conoce la región alrededor del estrecho) es un hecho aceptado en los círculos científicos, unos investigadores han propuesto una hipótesis más atrevida en la revista Science. Afirman que los humanos no sólo llegaron a través de este puente, sino que lo habitaron durante unos diez mil años. Hay que tener en cuenta que el “puente” de Beringia llegaba a medir 1.500 kilómetros de Norte a Sur en su punto más ancho, y unos 4.500 kilómetros de Este a Oeste en el más largo (desde el río Mackenzie en Canadá, hasta la cordillera Verkoyansk en Rusia).

Dennis O’Rourke, antropólogo de la Universidad de Utah, y otros dos especialistas han presentado sus argumentos mediante columnas en la revista. Este método es menos formal y riguroso que los tradicionales artículos o papers, pero sirve para proponer ideas que quizás no encajen con el mainstream científico.

La pieza del puzle que no encaja, y que les ha llevado a plantear esta teoría, es la diferencia genética entre las poblaciones americanas y asiáticas. El análisis de ADN mitocondrial de los nativos americanos muestra que se empezó a diferenciar del asiático hace unos 25.000 años, pero no se extendió por América hasta hace 15.000 años.

Según O’Rourke, esto evidencia que las poblaciones asiáticas que cruzaron el Puente de Bering estuvieron aisladas durante miles de años. Esto es, no se mezclaron con otros grupos asiáticos, y es por esto que su ADN empezó a diferenciarse hace 25.000 años. Pero si hubieran estado en Siberia, habrían estado en contacto con otros grupos, y tal diferenciación no habría tenido lugar. Como no pudieron llegar a Canadá y Estados Unidos hasta hace unos 15.000 años, su explicación es que ese período intermedio lo pasaron en Beringia, donde no tendrían contacto con otras poblaciones.

Durante el Último Máximo Glacial, los glaciares cubrieron gran parte de Canadá y el Norte de Estados Unidos, pero no Siberia y Alaska. Esto es lo que permitió a los habitantes de Siberia pasar a América, pero al mismo tiempo les impidió seguir su migración hacia el Sur. No fue hasta el fin de esta era glacial cuando pudieron progresar, llegando a los actuales Estados Unidos hace unos 15.000 años.

La desaparición de los glaciares llevó a un incremento del nivel del mar, que alcanzó su cota actual hace unos 6.000 años; de este modo se cerró de nuevo el puente de Beringia.

Uno de los mayores contras que plantea esta hipótesis es la ausencia de restos arqueológicos que indiquen la existencia de asentamientos humanos en la zona. Evidentemente, el hecho de que la mayor parte de esta región ahora sea parte del Pacífico no ha ayudado en la búsqueda de restos.

El otro gran problema es la geografía de la zona, una tundra esteparia sin cuevas o vegetación que pudieran ofrecer refugio y leña a las poblaciones. Por lo general, los especialistas creen que habría sido imposible para una población humana sobrevivir en este hábitat durante miles de años, especialmente durante una época tan fría.

Pero en tiempos recientes, los paleoecólogos han encontrado evidencia sedimentaria de la presencia de arbustos e incluso ciertos árboles en la zona. Esto parece indicar que Beringia no era sólo hierba y estepa, sino que podría haber dado refugio a las poblaciones prehistóricas, por precario que este fuese. El elemento crucial es la madera proporcionada por los árboles, necesaria tanto para hogueras como para la construcción de refugios. Y por supuesto, la presencia de vegetación también haría posible la supervivencia de animales, que a su vez servían de alimento a los humanos que habitasen estas tierras.

Los investigadores refuerzan esta teoría diciendo que lo que vemos hoy en día en Alaska y Siberia es lo que antiguamente era la alta estepa. Por tanto, la baja estepa que habitaron los humanos podría haber sido muy diferente. También aseguran que, según recientes investigaciones, la temperatura de la zona durante el Último Máximo Glacial no era muy inferior a la actual. Por tanto, todo apunta a que habría sido posible para una población de cierto tamaño sobrevivir en la zona.

El artículo, titulado “Out of Beringia?”, cuenta como co-autores con el arqueólogo John Hoffecker (Universidad de Colorado-Boulder) y el paleoecólogo Scott Elias (Universidad de Londres). Avisan de que, aunque hayan propuesto esta teoría, para confirmarla sería necesario encontrar restos arqueológicos de esta presencia humana en Beringia. Y es que aunque la mayor parte del territorio ahora esté sumergido, las zonas actualmente cercanas al mar también debieron haber sido habitadas por los humanos en la era glacial.

Imagen: Dominio público NASA

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