Más de 50 hachas de mano paleolíticas descubiertas en el yacimiento de Valparaíso

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La semana pasada se llevó a cabo la primera campaña de excavación en el yacimiento de Valparaíso (Hortigüela, Burgos).

Esta nueva intervención arqueológica financiada por la Fundación Palarq y la Fundación Atapuerca, en colaboración con la Universidad de Burgos, ha sido dirigida por el arqueólogo y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, Eudald Carbonell.

Valparaíso es un yacimiento al aire libre ubicado en la margen derecha del río Arlanza en el término municipal de Hortigüela, localidad situada en el centro de la provincia de Burgos en las proximidades de la sierra de la Demanda.

Este yacimiento se descubrió de forma casual cuando Gerardo López, vecino de la zona, puso en conocimiento de Eudald Carbonell la posible presencia de hachas de mano de piedra en las tierras circundantes.

Tras reunir los permisos correspondientes, durante una semana, un equipo de diez investigadores encabezado por Carbonell ha abierto una superficie de 25 metros cuadrados para ver la potencia estratigráfica del yacimiento y poder tomar las muestras necesarias que permitan conocer la cronología de este lugar.

Durante la excavación, se han recuperado una docena de piezas en posición primaria, este hecho va a permitir contextualizar el resto de las herramientas de piedra recuperadas mediante la prospección arqueológica de las tierras circundantes inmediatas a la zona de la excavación.

En total, mas de medio centenar de piezas talladas principalmente sobre cantos de cuarcita entre los que destacan varios bifaces, hendedores y lascas, así como algún triedro y núcleos para la obtención de lascas de gran formato.

Conjunto de hachas de manos recuperadas en la prospección arqueológica.

Este tipo de útiles de gran formato son herramientas de mano que nuestros antepasados empezaron a fabricar en Europa hace medio millón de años y que dieron origen al modo tecnológico II o achelense.

En nuestro continente esta tecnología de talla la comenzaron a desarrollar los preneandertales. El estudio de las huellas de uso de muchos de estos útiles achelenses ha puesto de manifiesto que una de las características de estos objetos es su polifuncionalidad, es decir que les servían para todo.

Así, una misma hacha de mano podía ser utilizada para descarnar un rinoceronte, para trabajar la madera o para recolectar fibras vegetales indistintamente.

El estudio del conjunto de herramientas de piedra de Valparaíso permitirá ahondar en los sistemas de fabricación de estos útiles y compararlas con otros conjuntos de estas características documentados en los yacimientos de Galería y Gran Dolina de la sierra de Atapuerca. Estos sitios apenas distan 32 km en línea recta del yacimiento de Valparaíso.

Por este motivo el estudio comparativo de estos lugares permitirá conocer las relaciones tecnológicas entre los grupos cazadores y recolectores que ocuparon la sierra de Atapuerca y los que se desplazaron por la cuenca media y alta del río Arlanza.

El valle del Arlanza es conocido a nivel prehistórico por albergar los yacimientos neandertales de La Ermita, Cueva Millán y La Mina, todos ellos con una edad inferior a los 50.000 años.

A priori, el yacimiento de Valparaíso parece que se corresponde con un periodo más antiguo protagonizado por los antepasados inmediatos de estos neandertales. Para verificar esta hipótesis durante la campaña de excavación se han tomado toda una serie de muestras que permitirán conocer la cronología del nuevo yacimiento.

La excavación de Valparaíso ha sido dirigida por Eudald Carbonell i Roura (Catedrático de Prehistoria de la Universidad Roviri i Virgili, Profesor Colaborador Honorífico en la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Fundación Atapuerca), Marta Navazo Ruiz (Profesora Titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos), Alfonso Benito Calvo (Investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, CENIEH) y Francisco Javier García Vadillo (beneficiario de una ayuda económica para investigación de la Fundación Atapuerca).

Junto a ellos han participado varios becarios predoctorales y alumnos de grado de la Universidad de Burgos. Esta intervención arqueológica organizada por la Fundación Atapuerca y la Fundación Palarq ha sido posible gracias a la colaboración del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Hortigüela.

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