‘Septimio Severo: el emperador africano’, de Anthony R. Birley

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Marcelo Ferrando Castro
Después de estudiar Historia en la Universidad y tras muchas pruebas previas, nació Red Historia, un proyecto que surgió como medio de divulgación en donde encontrar las noticias más importantes de arqueología, historia y humanidades, además de artículos de interés, curiosidades y mucho más. En definitiva, un punto de encuentro para todos en donde poder compartir información y continuar aprendiendo.

Anthony R. Birley (1937) es un historiador poco conocido en España, aunque con una gran trayectoria en el mundo anglosajón. Su obra más relevante en lengua hispana es “Adriano. La biografía de un emperador que cambió el curso de la historia” (Península, 2003, reeditado por Gredos en 2010; original de 1997), seguida de “Marco Aurelio. El retrato de un emperador humano y justo”.

'Septimio Severo, el emperador africano', de Anthony R. Birley
‘Septimio Severo, el emperador africano’, de Anthony R. Birley

Ahora, bajo el estandarte de la editorial Gredos, llega a nuestras librerías “Septimio Severo: el emperador africano” (2012), un ejemplar que aunque relativamente breve (no llega a las quinientas páginas) merece la atención de aquellos lectores enamorados de las intrincadas intrigas que forjaron este Imperio.

En esta biografía copiosamente ilustrada y fascinante, Birley traza el ascenso al poder de Lucio Septimio Severo (145-211, emperador desde abril del 197) al que el mismo autor califica de «un fenómeno notable […], un producto de áfrica y de una ciudad africana donde el asentamiento de italianos había sido insólitamente escaso» (pp. 289-290).

Descendiente de colonos fenicios asentados en Tripolitania, Septimio mantuvo durante toda su vida un marcado acento africano, aunque eso no le impidió alcanzar una dicción latina perfecta. Su gobierno supuso un punto de inflexión en la historia de Roma debido en gran medida a su bien avivada ambición y a su entrega en el campo de batalla. Inicialmente, Birley se introduce en los orígenes de Septimio, pues su propia ciudad de nacimiento (la africana Leptis Magna en Libia) fue una muestra perfecta de cómo se transformó un «estado libre» en una colonia (y municipium) romana.

Birley ha compuesto una obra que se escapa de la biografía común. Nos presenta la ambición de un personaje hábil que fue capaz de ir escalando puestos en el cursus honorum, ostentando cada vez cargos con mayor importancia, hasta que finalmente logró ocupar el trono imperial. Legitimó su posición haciéndose adoptar en la familia de marco Aurelio, y con maestría se alzó por encima de sus rivales en la lucha por el gobierno romano.

Bien es verdad que supo rodearse de buenos generales y aliados, siendo la gloria militar una meta siempre presente en la mente de Septimio. Las últimas palabras que dirigió a sus hijos en el lecho muerte (recogidas por Dion Casio en el libro 76 de su Historia Romana), son bastante conocidas entre los historiadores y rezan así, «no discrepéis entre vosotros, dad dinero a los soldados y menospreciad a todos los demás». Palabras que fueron pronunciadas por un hombre que se había creado a sí mismo, y que al parecer, fue plenamente consciente de ello.

En los anexos de este volumen, Birley desmiembra con gran soltura las fuentes sobre el emperador romano, además de desempeñar una gran labor de epigrafía y numismática, así como un elaborado análisis prosopográfico de gran valor.

Anthony R. Birley, catedrático de Historia Antigua en la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf y en la Universidad de Manchester, y autor al que le apasiona la Britania romana y las biografías de grandes emperadores, concluye esta obra con una imagen confusa de Septimio Severo.

Nos presenta el carácter polifacético y en ocasiones conflictivo (y cruel) del enigmático emperador, del que no llega esclarecer si fue el «típico burócrata cosmopolita», un «nuevo Aníbal en el trono de los Césares» o el «principal artífice de la decadencia del Imperio romano». Por lo pronto, esperamos que esta biografía sea tan bien acogida como fueron sus predecesora, y nos despedimos con una cita del propio Birley «el emperador africano que falleció en Britania deberá seguir siendo un enigma» (p. 290).

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