Sinopsis de “Historia de Venecia” de John Julius Norwich

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Venecia es una ciudad extraordinaria que todavía hoy atrae a millones de visitantes cada año, deseosos de contemplar sus canales y pasear por sus calles llenas de historia.

Desde sus inicios en el siglo V como un poblado de casas de modestos comerciantes, pasando por su ascenso a potencia naval y comercial, hasta la disolución de la Serenísima República por Napoleón en 1797, el historiador John Julius Norwich nos ofrece un apasionante retrato a lo largo del tiempo de la célebre ciudad de los canales.

Esta es una historia poblada por personajes fascinantes y llena de riquezas, aventuras, intrigas y heroicidades. Solo Norwich, con su sorprendente erudición y su estilo a la vez ameno y elegante, es capaz de recrear ante nosotros el esplendor de Venecia.

Por estos motivos, y muchos otros, Historia de Venecia es un auténtico clásico moderno, una lectura indispensable para quien quiera conocer la historia de esa maravillosa ciudad.

Reseña de “Historia de Venecia” de John Julius Norwich

La historia de Venecia está estrechamente relacionada con el Imperio bizantino, bajo el control del cual permaneció hasta el año 726, en el que los venecianos ganaron su independencia.

Desde entonces, Venecia comenzó a florecer como centro comercial y como puerto, y en la Edad Media empezaría a expandirse al conquistar algunas posesiones tanto del Imperio bizantino como del Imperio Romano Germánico y asentaría su control sobre las rutas comerciales del Mediterráneo.

El siglo XIV fue complicado para los venecianos.

Por un lado, en 1348 se produjo la Peste Negra, una epidemia de peste que asoló Europa y que se cobraría una tercera parte de las vidas de la población total de entonces.

Por otra parte, la ciudad italiana de Génova se convirtió en un rival para Venecia y llegaron a luchar hasta en cinco ocasiones.

Estos enfrentamientos, que comenzaron en el siglo xii, se prorrogaron hasta finales del siglo XIV.

Finalmente, en 1381, se firmó el tratado de paz de Turín, que puso fin a la última contienda, la guerra de Chioggia, y con ella a un enfrentamiento que había resultado muy costoso para las dos repúblicas.

En el siglo XV aparece una gran amenaza para Venecia: los otomanos, que conquistan Constantinopla alrededor de 1453 y comienzan el avance hacia el sudeste de Europa.

A raíz de esto, Venecia debe buscar nuevas rutas comerciales a través de Egipto, debido al cierre de las ya existentes entre Oriente y la ciudad.

Además, los otomanos habían llegado a tener una flota mayor que la veneciana, lo que los convertía en un considerable enemigo para la ciudad. En 1492, el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón supuso otro duro golpe para Venecia.

El resultado de este hallazgo fue que el comercio se alejó de las rutas mediterráneas para reubicarse en el océano Atlántico.

Debido a esto, aparecerían nuevas ciudades con puertos de gran importancia para las rutas comerciales como Lisboa y Sevilla y, sin embargo, Venecia y las rutas comerciales del Mediterráneo perderían poco a poco toda la importancia de los siglos pasados.

La ciudad sufrió un gran declive a partir del siglo XVI. Norwich explica en este libro que la razón más probable para esto fueron las guerras a las que Venecia tuvo que enfrentarse para defender los territorios conquistados ante unas potencias con ejércitos superiores y más experimentados que los suyos.

No obstante, gracias a su flota marítima conseguiría salir victoriosa de cualquier intento de invasión.

Cuando se habla de flota no solo se hace referencia a la de guerra, pues los comerciantes también defendían las rutas comerciales ante los atacantes, con lo que la flota comercial se convertía en una extensión de la flota de guerra de la ciudad.

De esta manera, venció a los turcos en la batalla de Lepanto —gracias también a una alianza con España—, aunque los otomanos se recuperaron rápidamente del golpe y reconstruyeron su flota.

Venecia seguiría perdiendo su dominio y prestigio ante las nuevas potencias durante el siglo XVII y 100 años después se convertiría en una ciudad de poca relevancia en el terreno político, aunque con un gran florecimiento en el arte.

La república desaparecería en el siglo XVIII y sería Napoleón quién la disolvería en el año 1797.

Al caer este en 1815, Venecia no recuperaría su independencia, sino que pasaría a manos del gobierno austriaco, que la gobernaría hasta 1866.

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