Sinopsis de ‘Historia Oxford de Grecia y el mundo helenístico’

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El legado helenístico a nuestra cultura es inmenso y rico. Desde la filosofía y la literatura hasta la estrategia militar y la ciencia; desde los poemas épicos de Homero hasta el arte y la arquitectura de la Edad de Oro griega.

En esta monumental obra llamada ‘Historia Oxford de Grecia y el mundo helenístico‘ en la que colaboran quince de los más reputados especialistas, el lector podrá abrazar el espíritu del mundo clásico —desde el siglo VIII hasta el I a.C.— y sumergirse en todas las dimensiones de la cultura que asentó las bases de la civilización occidental.

Una referencia absoluta para comprender y conocer la Grecia clásica y sus aportaciones a la historia de la humanidad.

Índice del libro

  • 1. Grecia: historia del Periodo Arcaico: George Forrest 2. Homero: Oliver Taplin
  • 3. Los mitos griegos y Hesíodo: Jasper Griffin
  • 4. Poesía lírica y elegíaca: Ewen Bowie
  • 5. Filosofía griega arcaica: Martin West
  • 6. Grecia: la historia del Periodo Clásico: Simon Hornblower 7. El teatro griego: Peter Levi
  • 8. Historiadores griegos: Oswyn Murray
  • 9. Vida y sociedad en la Grecia clásica: Oswyn Murray
  • 10. La filosofía en la Grecia clásica: Julia Annas
  • 11. La religión griega: Robert Parker
  • 12. Arte y arquitectura en Grecia: John Boardman
  • 13. Historia del Periodo Helenístico: Simon Price
  • 14. Cultura y literatura helenísticas: Robin Lane Fox
  • 15. Filosofía y ciencia en el helenismo: Jonathan Barnes
  • 16. Arte helenístico y grecorromano: Roger Ling

Introducción del editor: Jasper Griffin

La historia de Grecia y Roma puede entenderse de dos maneras distintas. Puede verse como una totalidad única, una continuidad desde el surgimiento de las ciudades-estado griegas (la polis) en el siglo VIII a.C. hasta la fabulosa expansión y desintegración final del imperio romano, una sociedad basada en el poder político y militar de Roma, pero cuya cultura, literatura y arte eran en realidad grecorromanas.

También puede entenderse como dos historias separadas: primero, el surgimiento de la polis griega desde la miseria y el anonimato hasta los orgullosos esplendores del periodo «clásico» en el siglo v a.C., su expansión por grandes zonas de Asia gracias a las conquistas de Alejandro y su sumisión final a manos de las legiones romanas.

Y en segundo lugar, se puede presentar a la pequeña ciudad de Roma abriéndose camino hacia la supremacía, primero en Italia, y luego en toda la cuenca del Mediterráneo; después abandonará su constitución republicana y se convertirá en un imperio; más adelante, conquistará y explotará las ciudades y los reinos de Grecia, y gobernará el mundo hasta que los “bárbaros” poco a poco se conviertan en una fuerza más poderosa y transformen el imperio en una serie de estados distintos que desarrollarán diferentes creencias y prácticas.

Cada una de estas dos perspectivas tiene parte de verdad y propone algunas realidades importantes.

El verdadero periodo creativo de la Antigüedad es una parte bastante pequeña de un relato que es mucho más largo. Los pasos decisivos se dieron en los periodos arcaico y clásico de Grecia, desde finales del siglo VIII hasta principios del siglo IV a.C.

En ese corto periodo, en una pequeña zona del Mediterráneo oriental, emergieron sociedades que son extraordinariamente importantes para nosotros.

Fue allí donde se inventó la democracia, y donde se discutió, se conquistó y se defenestró. Los romanos no aprobaban la democracia y, después de que los reyes macedonios conquistaran Grecia, y la volviera a conquistar la república romana, la democracia fue suprimida en favor del control político de las clases altas.

Se entabló un debate también sobre otras cuestiones importantes en obras literarias que han sobrevivido al paso de los siglos.

¿Es la esclavitud un mal [contra natura]? ¿Cuál es el fundamento último de la ley: lo humano o lo divino? ¿Debería la familia abolirse en favor del estado? (Platón era partidario de abolirla en la teoría y los espartanos avanzaron en el camino de su abolición en la práctica).

¿La desobediencia civil se puede considerar correcta en ocasiones? (La Antígona de Sófocles es un motivo de debate clásico). ¿Cuál es la relación correcta entre los sexos? (Platón previó, y Aristófanes satirizó, la idea de la mujer ostentando el poder político).

¿Cómo puede establecerse el imperio de la ley por encima de las disputas y las lealtades familiares? ¿Qué justificación hay para que un estado gobierne a otros estados, o no hay justificación que valga en ese caso, sino que hay que seguir únicamente la implacable lógica de la fuerza? (Esta idea la promovió sobre todo Tucídides).

¿Cuál es el tamaño ideal de una comunidad? ¿Cuál es el papel de la herencia y cuál el de la educación en la formación de la personalidad? Es muy llamativo que el declive en el pensamiento creativo en Grecia corriera parejo a la pérdida de independencia política.

Es en este periodo también cuando se definen las formas artísticas y literarias características de esta civilización.

En primer lugar, apareció la épica, la narración de las hazañas heroicas en versos sublimes: Homero es el modelo fundamental y definitivo de Virgilio, Dante, Tasso o Milton.

Luego llegó la poesía lírica, la tragedia y la comedia, las formas que llevó a su culmen Shakespeare; después tomó el relevo la prosa, que ocupó su lugar junto a la poesía, la historia, la filosofía, la oratoria y (con la Ciropedia de Jenofonte) los primeros vagidos de la novela.

Al igual que estos géneros iban a dominar la alta literatura de la Europa posterior, así las artes visuales iban a dejar una profunda huella gracias a las estatuas de bronce y mármol, las columnas y los frontones de los edificios o la disposición metódica de las ciudades.

Hipódamo de Mileto, en el siglo v a.C. ya pensaba las ciudades basándose en el modelo de una cuadrícula rectilínea.

Todos los bancos modernos y todos los parlamentos nacionales que muestran al mundo una fachada porticada con columnas en su entrada están dando testimonio de la duradera influencia de la arquitectura griega, igual que las cúpulas y los arcos triunfales testifican la de Roma. La literatura y el arte europeos muestran, del mismo modo, la persistencia de la mitología griega, desde el arte de Miguel Ángel y Rubens a la poesía de Milton y Keats.

Helena de Troya, Edipo, Narciso, el Minotauro en su laberinto: estas y otras muchas son figuras arquetípicas hasta el día de hoy.

El legado filosófico también es enorme. Platón y Aristóteles han sido los filósofos más influyentes de la historia occidental, tanto para los teóricos como para los pensadores cristianos: se puede mencionar la influencia de Platón en san Agustín o la de Aristóteles en santo Tomás de Aquino. «En el principio fue el Verbo» es una frase que solo se puede entender a la luz de las teorías griegas del logos.

La idea de la universidad se remonta a la escuela de Platón en Atenas, que se mantuvo viva casi cien años. Ese concepto pasó de Grecia al resto de Europa gracias a los árabes, como los textos de Aristóteles; las universidades se expandieron hacia el norte desde Salerno, donde el contacto con el oriente musulmán había plantado ya su semilla.

La crítica textual comenzó con el estudio de los textos corruptos de los autores clásicos. Palabras tales como «museo», «inspiración» o «poeta laureado» revelan sus antiguas vinculaciones: un templo para las musas, la «inhalación» que una fuerza sobrenatural produce en un poeta para que cree su verso maravillosamente espléndido, la coronación de un poeta exitoso con una guirnalda de laurel.

El culto moderno al deporte y los atletas, y la recuperación de los Juegos Olímpicos son, por supuesto, claramente griegos.»

«El mundo de la Grecia arcaica está muy lejos del nuestro, muy lejos en el espacio, en el tiempo y en las circunstancias. Han existido otras sociedades que también han sido interesantes en muchos sentidos: la antigua civilización China, por ejemplo, o la de la India o Perú.

Pero Grecia está vinculada a nosotros de una manera que esas otras sociedades, por las casualidades de la historia, jamás lo estarán.

John Stuart Mill dijo que la derrota del rey Jerjes en la batalla de Salamina fue, considerada incluso como un acontecimiento en la historia de Inglaterra, más importante que la conquista normanda.

Esa batalla hizo posible el desarrollo de una sociedad independiente en Grecia, con su arte y su pensamiento característicos, los cuales, a través de su ascendencia cultural sobre Roma, se convirtieron en los predecesores del pensamiento y el arte de Europa.

La fuerza y la organización de Roma se impuso a Grecia y la conquistó y la sojuzgó, pero también se llevaron la cultura de aquel pueblo extraordinario a todos los lugares donde fueron las invencibles legiones romanas.

En palabras del poeta romano Horacio: “La Grecia conquistada conquistó al feroz conquistador e introdujo las artes en los salvajes pueblos del Lacio”. Desde entonces, Grecia y Roma nunca se han separado.

Europa siempre ha sido consciente de que otra alta cultura precedió a la actual, y esa conciencia ha proporcionado una perspectiva de largo alcance muy característica del pensamiento europeo.

Durante muchos siglos, la cultura de Grecia y Roma fue la cultura de Europa, “clásica” en el sentido de haberse configurado como el modelo y el patrón por el que se juzgaba todo lo demás.

Las escuelas y universidades se concentraban en el estudio de la Antigüedad con una obsesión que ahora nos parece excéntrica o aberrante.

En la actualidad apenas podemos concebir que una sociedad del pasado nos pueda servir como criterio de evaluación de nada.

Pero aún, debido a nuestra relación inquebrantable con la poesía y la ciencia de Grecia, estudiar su mundo es también estudiarnos a nosotros mismos. Porque la ventaja definitiva que tiene el mundo clásico sobre todos los demás es que es el único que conserva una relación con nuestro mundo y al tiempo nos es extraño: está relacionado con nosotros porque reconocemos las historias y sus pensamientos como asuntos que nos resultan familiares (el dilema moral de Antígona, la teoría de los átomos, la idea de que los fósiles de las criaturas marinas que encontramos en las montañas demuestran que antaño estuvieron bajo las aguas); y nos es extraño porque aquellos pueblos actuaban de un modo completamente distinto al nuestro.

Adoraban a multitud de dioses, tenían esclavos, y tenían ideas diferentes respecto al sexo.

Comprender que tales cosas se daban en personas que de alguna manera nos parecen inteligibles y reconocibles puede ayudar a liberarnos de la tiranía del presente, de la creencia de que nuestras costumbres y pensamientos son absolutamente insoslayables, y de la idea de que no hay alternativas.

Tal es el poder liberador del pasado.

Jasper Griffin

Autores

Sir John Boardman es profesor emérito de arqueología clásica y arte en el Lincoln College de Oxford.

Oswyn Murray es profesor de Historia Antigua en el Balliol College de Oxford.

Jasper Griffin fue profesor de Literatura Clásica y miembro del Balliol College de Oxford.

Los quince colaboradores de esta obra son, o han sido, destacadas autoridades en su campo:

  • George Forrest, New College, Oxford.
  • Oliver Taplin, Magdalen College, Oxford.
  • Jasper Griffin, Balliol College, Oxford.
  • Ewen Bowie, Corpus Christi College, Oxford.
  • Martin West, Royal Holloway y Bedford New College, Londres. Simon Hornblower, Oriel College, Oxford.
  • Peter Levi, St Cahterine’s College, Oxford.
  • Oswyn Murray, Balliol College, Oxford.
  • Julia Annas, Universidad de Arizona.
  • Robert Parker, Oriel College, Oxford.
  • John Boardman, Lincoln College, Oxford.
  • Simon Price, Lady Margaret Hall, Oxford.
  • Robin Lane Fox, New College, Oxford.
  • Jonathan Barnes, Balliol College, Oxford.
  • Roger Ling, Universidad de Manchester.
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