La iglesia de San Lorenzo en Úbeda (Jaén), ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 2003, lleva cerrada al culto desde hace 80 años. Los vecinos de la localidad se movilizaron en favor de su rehabilitación y apertura como espacio cultural, y ahora las obras de consolidación están revelando numerosos descubrimientos, de muy variadas épocas, que reivindican el valor histórico y artístico del templo.

El principal hallazgo ha sido un arco de medio punto de estilo tardorrománico o protogótico en perfecto estado de conservación, que ha permitido el estudio de la estructura original del santuario, pues en el interior del arco se ha encontrado un complejo espacio absidial. Además, los huecos ocultos entre los muros han resultado ser una valiosa fuente de objetos artísticos. Se han encontrado en la sacristía obras labradas en piedra, algunas con policromía: relieve de un león, una calavera alada, molduras y tablillas policromadas. Así mismo, durante las reformas en la techumbre, que se encontraba en un estado ruinoso, han aparecido restos del original artesonado mudéjar, con decoración hispanomusulmana posiblemente del siglo XIV.
Por lo que parece el templo ubetense había sido infravalorado. La Fundación Huerta de San Antonio llevó a cabo un proyecto de rehabilitación del templo que ha sido posible gracias a las campañas populares y al convenio firmado con el Obispado, propietario del edificio. Todos los descubrimientos que han ido saliendo a la luz durante las obras han suscitado la exploración arqueológica y la investigación histórica. El objetivo final es conseguir que el templo se convierta en un espacio histórico, artístico y cultural vivo, para el disfrute del público, y devolver así un bien fundamental a la ciudad de Úbeda.
Algo más complejo de lo que pueda parecer, dada la retahíla de desavenencias que arrastra la historia del edificio. En el siglo XIII, la primitiva mezquita fue convertida y habilitada para el culto católico, con la conquista cristiana de la ciudad, y fue consagrada a San Lorenzo. Durante la Guerra Civil fue objeto de numerosos ataques, que arruinaron gran parte de su estructura y propiciaron su final clausura. La Fundación trata ahora de revalorizar el monumento, devolverlo en la medida de lo posible a su estado original y preparar proyectos de investigación, divulgación y turísticos.