
En el barrio burgalés de Venerables, los vecinos han iniciado una campaña de denuncia ante el estado de desprotección en que se encuentran las ruinas del convento de San Francisco. El edificio, inutilizado de sus funciones religiosas desde las desamortizaciones de Mendizábal de 1836, ha sido objeto de destrozos y pintadas y la maleza deambula libremente por el mismo sin protección alguna.
José Ramón Carmona dirigió un comunicado al Diario de Burgos para reclamar la limpieza de las paredes así como aumentar la seguridad del recinto, que ahora consiste en una simple valla fácilmente traspasable. Se reclama además el valor turístico del antiguo convento, que podría incluirse en una ruta sobre Isabel la Católica ya que fue sede del Archivo de los Reyes Católicos.
Lo poco que queda del cenobio franciscano lo describe perfectamente el arquitecto Álvaro Díaz Moreno en el Boletín 4 de la Institución Fernán Gómez: «La desoladora actualidad es que sólo quedan unos mellados y ruinosos muros, con un arco moldurado, dos arco-solios, un rosetón con tracería hebraizante en estrella de seis puntas, dos óculos circulares sencillamente moldurados, un escudo y una lauda sepulcral con grafía romana, tristes restos que permanecen después de la desaparición del Parque de Intendencia y de los Almacenes Municipales, en los años 80 de este siglo […]«.