Una serie de murallas que se extienden entre 200 a 300 metros en la isla irlandesa de Clew Bay, ha sido localizada recientemente por los arqueólogos, quienes al observar su tamaño determinaron que esta isla fue un punto importante entre el 1100 y el 900 a.C.
Los lugareños ya conocían de la existencia de esta muralla, pero ignoraban su antigüedad e importancia, además de que la mayor parte del tiempo, el sistema amurallado yace bajo el mar en marea alta o escondido entre las algas.
Esta muralla es un vestigio más de la cultura guerrera asentada aquí y el resto de Europa en la Edad de Bronce, siendo también al igual que el fuerte prehistórico Dún Aonghasa, los más importantes de Irlanda.