Yacimiento de El Mirador en la Sierra de Atapuerca

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La cueva El Mirador está situada en la vertiente meridional de la Sierra de Atapuerca, dominando el valle medio del río Arlanzón.

Orientada hacia el sur y con una boca muy espaciosa, tiene un amplio control del territorio que le rodea. Esta característica es la que le confiere su nombre.

Los trabajos de excavación se iniciaron en 1999 bajo la coordinación de un equipo de investigadores/as del IPHES-CERCA.

Primeras ocupaciones humanas en El Mirador

Las primeras ocupaciones humanas documentadas en el yacimiento se remontan a hace 13.500 años, cuando grupos humanos de cazadores y recolectores magdalenianos utilizaron la cueva para establecer su campamento.

Restos humanos encontrados en El Mirador. Crédito: Jordi Mestre / IPHES-CERCA

Después de esta fase de ocupación, la cueva fue abandonada durante más de 5.000 años, convirtiéndose en lugar de refugio para lobos, los cuales aprovecharon las grietas generadas por la caída de grandes bloques en la entrada por tal de establecer sus cubiles.

Hace unos 7.200 años, grupos especializados en la ganadería y agricultura neolíticos irrumpieron en la submeseta norte en busca de espacios de pasto y tierras de cultivo, colonizando rápidamente las fértiles tierras del valle del Arlanzón.

Rápidamente, la cueva de El Mirador fue ocupada por estas comunidades para establecerse y guardar sus rebaños, que utilizaron la cueva durante todo el neolítico y el Bronce Medio.

Con la aparición de los primeros metales durante el Calcolítico se produce un cambio importante en relación al uso de la cueva de El Mirador; la cavidad deja de ser utilizada como hábitat y establo, para ser utilizada como cueva sepulcral.

Las primeras inhumaciones, con una antigüedad en torno a los 4.700 años, se realizan en un sepulcro colectivo, con más de 25 individuos.

Posteriormente, durante el Bronce inicial y medio, hace unos 4.400 y 3.700 años, las tumbas pasan a ser individuales y se documenta la práctica del canibalismo, probablemente de carácter ritual.

Por razones que aún no se conocen, la cueva dejó de ser utilizada para fines sepulcrales, recuperándose hacia los 3.600 años su uso de hábitat y establo. Y siguió siendo así hasta aproximadamente 3.200 años, momento en el que la sucesión estratigráfica aparece cortada.

En época contemporánea sigue siendo todavía utilizada para pastores y como estable ocasional de rebaños.

En definitiva, el yacimiento de El Mirador, con sus cerca de 6 metros de sucesión estratigráfica holocena, se convierte en un enclave fundamental para el estudio de la implementación y desarrollo de la agricultura y la ganadería en el interior peninsular.

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