Un equipo arqueológico dirigido por Steven Collins, de la University of the Southern Caribbean, en Nuevo México, ha descubierto un gran número de artefactos y estructuras monumentales que revelan una gran ciudad estado de un tamaño considerable que se remonta a la Edad de Bronce y que llegó a dominar la zona sur de Jordania, exactamente en el Valle del Jordán, durante un momento en que otras grandes ciudades fueron abandonadas durante su declive.
El lugar de las excavaciones es conocido como Tall el-Hamam y el equipo de Collins lleva realizando estudios a pie de campo desde hace más de 10 años, lo que ha revelado una ingente cantidad de información, aunque esto es sorprendente.
Collins declaró que se sabe muy poco acerca de la Edad de Bronce en el Medio Ghor (al sur del Valle del río Jordán) y muchos de los mapas arqueológicos de esta zona estaban completamente en blanco y poco o nada se sabía o se sospechaba de la posibilidad de que hubiera existido una ciudad estado en esta zona, algo que no sabían ni los más eruditos.
Si se compara con los restos hallados en otras ciudades próximas, Collins afirmó que podría llegar incluso a tratarse de la ciudad perdida de Sodoma, la cual fue destruida, según la leyenda, por el mismísimo Dios después de un cataclismo de fuego dado que era una auténtica ciudad del pecado.
Esta hipótesis viene apoyada porque cuando se exploró la zona y se realizaron los primeros hallazgos, había indicios de que lo que se había encontrado era, al menos, entre cinco y diez veces más grande que cualquier otro de los lugares de la Edad de Bronce que se habían descubierto en toda la región, incluso más grande que la que se conoce como Kikkar.
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Collins afirma que además de tener todos los visos de ser la famosa ciudad bíblica, este lugar permitirá conocer la historia de un pueblo que prosperó tanto que se convirtió en una de las ciudades más grandes de toda esta latitud en época de la Edad de Bronce, gracias sobre todo al enclave estratégico en el que estaba situada, con un importante número de recursos hídricos y rutas comerciales, siendo una auténtica potencia entre los años 3.500 y 1.540 antes de Cristo.
En su momento contó con un grueso muro de 5,2 metros y unos 10 metros de altura, con torres, puertas y muchas zonas defensivas, lo que hacía prácticamente impenetrable este lugar, lo que les permitió estar protegidos con total seguridad ante los ataques de las hordas enemigas, pudiendo vivir incluso en la autarquía.