Desde el descubrimiento del huevo romano de Aylesbury en Buckinghamshire, los investigadores reconocieron un hallazgo único e impresionante, pero los últimos estudios realizados en el huevo, continúan dejando atónitos a los científicos, ya que todavía contiene la clara y yema intactos.
El interior del huevo pudo descubrirse gracias a una tomografía computarizada, que arroja imágenes en 3D, donde los científicos vieron el óvulo y el saco de aire al interior del huevo.
Por ahora, los especialistas están buscando conseguir una forma de extraer el contenido sin romper la cáscara del huevo, algo que necesitará de un procedimiento extremadamente ingenioso y sutil.