Alrededor de 1860 cerca de la isla Kodiak, en la costa sur de Alaska, un guerrero Alutiiq construyó un simple kayak gracias al estirado y cosido de pieles de leones marinos hembras, en torno a un marco de madera sofisticado.
El guerrero y ballenero dio a su kayak una proa bifurcada, lo que favoreció a su pueblo el navegar a través de los agitados mares del Golfo de Alaska para cazar ballenas con arpones de gran tamaño. Por razones aun desconocidas, los alutiiq cosían sobre la superficie del kayak numerosos mechones de pelo humano.
Probablemente el último de este tipo, un kayak de 14 pies y 7 pulgadas, está conservado en una galería especial del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard donde los visitantes pueden verlo. “Es realmente un objeto único”, dice T. Rose Holdcraft, conservadora líder en el Peabody. “Lo estamos conservando por lo que la gente puede aprender de él”.
Después de financiar el proyecto, el Peabody tiene previsto prestar el kayak al Museo Alutiiq y Repositorio Arqueológico durante 10 años.
Donado al museo en 1869, el significado único del kayak salió a la luz en 2003 cuando miembros de una tribu, Sven Haakanson y Ronnie Lind, la vieron y reconocieron la proa doble como algo de su cultura.
Basado en la historia oral alutiiq, Haakanson, un estudiante de doctorado que es ahora director adjunto del Museo Alutiiq, y Lind, un anciano de la tribu, a través del pelo humano y otros detalles identificaron el kayak del guerrero.
“Más de 7.000 años del conocimiento de nuestro pueblo entró en construcción con este kayak. No se conoce ningún kayak con sus años. Es único y ofrece mucha información”, dice Haakanson. “Esperamos con el tiempo devolverlo a casa para poner esa información en un contexto de vida de forma que los jóvenes puedan aprender de ella”.
Dice que los alutiiq, cuyo nombre significa “los orígenes humanos”, son también denominados Pacifil Yupik o Sugpiaq y han vivido en Alaska durante más de 7.500 años. Ahora viven unas 4.000 personas, la mayoría cerca de la isla Kodiak y pertenecen a 10 tribus.
Haakanson tiene el kayak como un “objeto sagrado” debido al pelo humano, un significado difícil de alcanzar. Aunque algunos especularon acerca de que el cabello era semejante a un trofeo, la idea de que el pelo se adjunte al kayak se debe a que “encarna el espíritu de alguien poderoso que podría ayudar o proteger al dueño del kayak en la caza de ballenas o en la guerra”.
Haakanson cree que “un estatus alto de guerrero o ballenero” en el siglo XIX en la sociedad alutiiq le hacía propietario del kayak a pesar de la posibilidad de que perteneciese a un grupo comparable a un gremio.
No se conoce nada del dueño original del kayak que llegó al museo en 1869, cuando adquirió la colección del capitán Edward Fast, que fue enviado por la armada estadounidense para proteger la región. Se cree que los guerreros Alutiiq, que cazaban ballenas, marsopas, leones marinos y focas, fueron enterrados con sus kayaks.
En el proyecto de conservación, el equipo del museo colaborará con expertos del Museo Alutiiq de la isla Kodiak y con Alfred Naumoff, el último creador de los tradicionales kayaks alutiiq.
Ellen Promise, una estudiante de postgrado del programa Delaware de Conservación de Arte de la Universidad Winterthur, dice que los investigadores están tomando muestras para determinar si la superficie del kayak se hacía resistente al agua con aceite o con aceite vegetal o algún producto natural. También quieren saber si el hilo usado para coser los tendones de las pieles provenía de mamíferos marinos, erizos o posiblemente caribú.
El museo está mostrando numerosos objetos relacionados con los alutiiqs. Incluye un sombrero cónico hecho de intestino de animal marino, un raro remo de doble hoja y un arpón de 9 pies que el ballenero alutiiq podría haber utilizado.
A diferencia de los balleneros de Nueva Inglaterra, que usaron botes de remos lo suficientemente pesados como para agotar la presa arponeada, los cazadores alutiiq tomaron un enfoque muy diferente.
Haakanson dice que los cazadores podrían haber utilizado arpones de pizarra que podrían contener veneno. El veneno podría paralizar a la ballena, evitando que usaran las aletas y se ahogaran a los pocos días. Los arpones tenían una pequeña bolsa de piel de animal inflamable que podía mantenerse a flote.
“El ballenero probablemente tendría que esperar varios días”, dice Haakanson. “Después, usando su conocimiento de corrientes y vientos locales, saldría a navegar para encontrar la ballena muerta”.
Observando el kayak con ojos históricos, ha visto detalles que otros podrían no reconocer. Haakanson dice que las marcas de raspaduras en el lado del kayak de las correas utilizadas para asegurar el engranaje del ballenero indican que era diestro. El creador de la barca usó pieles de leones marinos hembras porque eran más delgadas y flexibles y tienen menos cicatrices que las de los machos.
Dice que para el Museo Alutiiq es un honor trabajar con el Museo Peabody. “Estábamos buscando trabajar y compartir lo que hemos aprendido sobre los guerreros de los kayak. El conocimiento que ganamos con este intercambio no sólo ayudará al aprendizaje de la gente alutiiq, sino que se podrá compartir y mantener la desaparecida tradición del kayaking en la isla Kodiak”.