Una pareja se disponía a renovar su casa, perteneciente en un pasado a los Tudor, cuando encontraron en una de sus paredes un enorme mural que representaba al rey Enrique VIII. Este descubrimiento deslumbró a los investigadores pues no quedaban pinturas o retratos originales de éste, pues el último que se había conocido se encontraba en el Palacio de Whitehall, pero se perdió cuando un incendió lo arrasó en 1698.
¿Cómo llegó allí el mural? Para comenzar, decir que fue pintado alrededor del siglo XVI y pertenecía a la casa del capellán de la familia Tudor, Thomas Cramer, a quien el rey nombró Arzobispo de Canterbury en 1532 y el 23 de mayo de 1533 tomó su primera gran decisión, anuló el matrimonio del rey con Catalina de Aragón, lo que permitió a Enrique casarse con Ana Bolena.
«Cramer podría haberlo hecho como homenaje a Enrique VIII«, expresó Michael Liversidge, el ex Director del Departamento de Historia de la Universidad de Bristol, y agrega que es «un descubrimiento de enorme importancia y significado«.
La página de la BBC ha publicado un vídeo sobre el mural, además de tener imágenes de este importante descubrimiento.
Imagen: BBC