Una esclarecedora carta escrita por Napoleón Bonaparte en inglés se subastó el domingo 3 e mayo por 325.000 euros. El texto ofrece un vistazo directo a la mente del emperador francés y, según se cree, se trata de un ejercicio que Napoleón envió a un profesor de inglés para que lo corrigiese en 1816.
Según los organizadores de la subasta, es una de las tres cartas inglesas de Napoleón que existen en el mundo. Fue comprada por el Museo de Cartas y Manuscritos de París cerca del castillo de Fontainebleau. El precio de venta, cinco veces superior a lo que los subastadores pensaban, sugiere el elevado valor histórico del documento, ya que puede considerarse una prueba de que Napoleón, quien abiertamente llamaba al Reino Unido “nación de tenderos”, aprendió a hablar la lengua de Shakespeare mientras permaneció retenido en Santa Elena.
El presidente de la casa de subastas, Jean-Pierre Osenat, afirma que las clases de inglés de Napoleón eran “muy nobles y respetuosas”, puesto que el emperador tenía realmente “una gran admiración por Inglaterra, por sus reglas y su historia”. También descarta la teoría de que el francés les odiase, sosteniendo que no era más que un militar y que por eso defendía los intereses de su propio país.
No obstante, queda por saber si realmente el estratega galo aprendió inglés sólo por respeto o, si por el contrario, también había vanidad en dicha acción. Osenat explica: “Por supuesto, siempre estaba muy preocupado por su imagen. Quería leer lo que se decía de él en la prensa inglesa”.
Sea como fuere y pese a los esfuerzos de Napoleón, la carta muestra que aún le quedaba mucho camino por recorrer en el dominio de la lengua inglesa. En el escrito pide disculpas a su maestro y le pide que le corrija sus errores. En un momento de humildad sorprendente, Napoleón Bonaparte le pregunta a su maestro en la carta que le complazca y corregir sus errores.
El documento subastado ofrece una visión del rompecabezas histórico en el que Napoleón se convirtió durante su cautiverio y exilio. Después de la derrota en Waterloo, el militar galo estaba bajo constante vigilancia permite sólo tenía permitidas las visitas de un pequeño séquito. Estas circunstancias deprimieron al emperador y le acercaron inexorablemente a la muerte.
El experto en manuscritos decimonónicos, Alain Nicolas, comenta que es una carta muy emotiva, dado que es una de las últimas piezas que escribió el estratega francés antes de su muerte. Especial interés para Nicolas es la frase del final de la carta que reza: “A las cuatro de la mañana”, ya que demostraría que el cáncer de estómago no le dejaba dormir y acentuaba su insomnio.
La carta muestra una cara diferente de Napoleón. Aparece como alguien pensativo y dolorido, una visión muy distinta a la del temido emperador que conquistó Europa. Las horas que pasó trabajando duro frente a una hoja de papel también muestran a un Napoleón solitario y abandonado socialmente.
Nicolás valora: “Napoleón tuvo un montón de momentos para sentarse y reflexionar en Santa Elena. Aprender inglés fue una manera de llenar su tiempo y la empezó a practicar al final de sus días. Fue una etapa que utilizó para recapacitar sobre su vida, sus campañas, sus lamentos y sus remordimientos”.