Cerca de Oppin en Sajonia los arqueólogos han desenterrado la tumba de un zombi, ya que según los datos de cómo se encontró el esqueleto, todo parece apuntar a que quienes lo enterraron temían el mal regreso de aquel hombre fallecido.
El esqueleto pertenece a un hombre adulto con una edad que va de los 40 a 60 años, acostado de lado izquierdo con sus piernas dobladas, pero con una piedra de casi un metro colocada sobre sus piernas.
La finalidad de esta piedra era evitar que el muerto cavara su tumba y perturbara a los vivos, una creencia que estuvo presente en Europa hasta casi el siglo XX en algunas regiones, y que según los estudios parece haberse iniciado antes de la era prehistórica.
La tumba se encontró gracias a excavaciones realizadas en el sitio para la creación de una red de electricidad, aunque el lugar continuará siendo estudiado a profundidad hasta el año 2025.