Ocho entierros de la época procolombina fueron descubiertos en el pueblo de Chilca, al sur de la capital peruana, Lima, durante la instalación de unas tuberías de gas.
Entre los restos, que datan de inicios del siglo XIII, hay huesos tanto de adultos como de niños. Fueron inhumados en fardos funerarios, una técnica que implica envolver el cadáver en numerosas capas de telas. Los cuerpos estaban colocados en una cámara subterránea, que fue excavada en la arena y posteriormente cubierta de troncos y esteras reforzadas con barro.
Asimismo, cerca yacían varias ofrendas, como alimentos y instrumentos musicales.
«Algunos de los cuerpos tenían conchas en la cabeza y chuspas, (unas) bolsitas en la que se guarda cal para el ‘chacchado’ (masticar) de hoja de coca», señaló a AFP Cecilia Camargo, arqueóloga contratada por la compañía responsable de los trabajos, Cálidda.
Según se supone, los enterrados en Chilca pertenecían a un pequeño pueblo que se formó en el valle aproximadamente en el siglo XI y existía al margen de las grandes culturas del antiguo Perú.
El descubrimiento ayudaría estudiarlo mejor.
«Es un hallazgo importante que nos da mayores datos sobre la historia prehispánica de Chilca», resaltó Camargo.