El 14 de abril de 1912 se produjo el hundimiento de uno de los buques más famosos de la historia, el RMS Titanic. Pero, ¿qué fue lo que paso?
El Titanic partió de Southampton el miércoles 10 de abril de 1912 con destino Nueva York. Embarcaron más de 2.200 personas en el transatlántico. Se trataba del viaje inaugural y por ello el barco navegaba a toda velocidad.
Ignorar los avisos de icebergs
El Titanic navegaba por aguas del océano Atlántico. La mañana del domingo 14 de abril de 1912 recibió avisos del peligro de encontrar icebergs a su paso, que se sucedieron a lo largo de todo el día.
Era época de deshielo, el mar estaba completamente en calma y la temperatura había bajado drásticamente durante las últimas horas. Sin embargo, estos avisos fueron ignorados.
La noche se presentaba tranquila, con el mar en calma y sin luna que permitiera, lo que hacía complicado poder avistar icebergs.
Cuando ya era de noche los barcos que se encontraban en las proximidades enviaron más avisos sobre la presencia de icebergs pero que no fueron comunicados a los oficiales debido a la acumulación de trabajo que tenían los operadores de radio.
Además de este inconveniente, habría que sumar que los vigías se encontraban sin prismáticos, ya que se habían extraviado días antes.
El choque del Titanic con el iceberg
A las 23:40 horas de la noche, los vigías avisaron a los oficiales de que habían avistado un iceberg por proa.
El oficial al mando, Murdoch, apenas tuvo tiempo de reaccionar, por lo que decidió proceder a la contramarcha, o marcha atrás, de manera que chocase de frente, pero apenas dio tiempo para llevar a cabo la maniobra, por lo que el iceberg impactó por el lado de proa del barco, rasgando gran parte del lateral.
En un primer momento parecía que no había tenido consecuencias graves. De hecho, los pasajeros apenas notaron un temblor, por lo que se mantuvo la calma.
Sin embargo, los principales daños habían sido causados en la parte que quedaba bajo el agua. Los trabajadores que se encontraban en las calderas vieron cómo el agua entraba a raudales, inundando también la sala del correo en apenas unos minutos.
Reacción a lo que iba a ocurrir
Cuando por fin el capital John Smith junto con sus oficiales y el constructor jefe inspeccionaron los daños, vieron que cinco compartimentos habían sido afectados.
Si sólo hubieran sido cuatro el buque podría haberse mantenido a flote, pero con cinco vieron que el barco se hundía sin remedio, ya que el agua iría traspasando los compartimentos.
Tras esta evaluación estimaron el tiempo que tardaría en irse a pique y llegaron a la conclusión de que les quedaban apenas un par de horas.
La cruda realidad les hizo comprender que la mayor parte del pasaje no podría salvarse, ya que apenas llevaban botes salvavidas para la mitad.
Además, se les presentaba el problema de que no tenían bengalas de color rojo para pedir ayuda, sólo blancas, lo que fue interpretado por algunos barcos como una celebración en lugar de una llamada de auxilio.
Rápidamente se enviaron mensajes de socorro con las siglas SOS que habían sido introducidas poco antes.
Se dio orden de que los pasajeros se pusieran los chalecos salvavidas y acudieran a cubierta para poder subir en los botes salvavidas.
Para ello se siguió un orden, primero debían embarcar las mujeres y los niños. Los mayores problemas surgieron a continuación, ya que los primeros botes apenas llevaban pasajeros.
De las 65 personas que cabían, sólo embarcaban entre 20 y 30. Además, había gente que estaba convencida de que el barco era más seguro, por lo que hubo que subirles a la fuerza a los botes para que pudieran salvarse.
La gente de tercera clase fue la última en enterarse de lo ocurrido; únicamente dieron cuenta de ello cuando vieron que sus camarotes estaban inundados. Además, mucha gente no era consciente de lo que sucedía, por lo que siguieron con su rutina a bordo.
El hundimiento del Titanic
Hacia la una de la madrugada, la proa del buque se hallaba ya bajo las aguas. Como curiosidad mencionar que la banda de música, tratando de infundir tranquilidad a los pasajeros, estuvo toda la noche tocando en cubierta.
Media hora más tarde, la gente apenas podía mantenerse en pie en la cubierta debido a la inclinación que estaba alcanzando, por lo que cundió el pánico, que fue mayor una vez que el último de los botes hubiese zarpado.
Sobre las dos de la madrugada, empezaron a escucharse crujidos y ruidos sordos en el barco, la luz comenzó a parpadear hasta que se apagó.
Debido a su inclinación y al enorme peso que debía soportar, el barco se partió en dos entre la tercera y la cuarta chimenea. Finalmente el barco se puso en vertical y se fue hundiendo poco a poco.
Los botes salvavidas podrían haber salvado a un número mayor de personas, pero por miedo a que los hundiesen no se acercaron a rescatar a los cientos de personas que pedían ayuda en las heladas aguas.
Únicamente uno, el número cuatro, regresó pero lo hizo demasiado tarde, pudo salvar cinco personas de las cuales dos murieron a bordo.
Aun estando en los botes, no estaban a salvo del todo, ya que la temperatura era muy baja y algunos pasajeros no tenían la ropa adecuada.
El buque más cercano era el Carpathia, que llegó al lugar del hundimiento cuatro horas después de la catástrofe a pesar de que iban a toda marcha. Por suerte no llevaba su carga completa y pudo embarcar a todos aquellos que habían sobrevivido.
Apenas 700 personas se salvaron, pereciendo en las aguas del Atlántico más de 1500.
La historia lo recuerda como el mayor desastre marítimo en tiempos de paz.