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¿Cómo ha cambiado la dieta humana en los últimos 100 años?

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¿Cómo cambiaron los hábitos alimenticios en el último siglo? Crédito: Buissinne en Pixabay
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El ser humano ha cambiado mucho en los últimos cien años, y mucho más va a cambiar a corto-medio plazo debido a la tecnología, que hace que todo evolucione a gran velocidad. Respecto a la alimentación, los cambios sociales a nivel demográfico, económico y social han tenido también su importancia, y la seguirán teniendo.

Y es que aspectos como el número de hijos por familia, así como la posición del hombre y la mujer en el mundo laboral, entre otros muchos factores, han afectado y afectan al presupuesto en alimentación o al tipo de alimentos en el que se invierte en el día a día.

¿Pero en qué puntos ha cambiado nuestra alimentación en los últimos 100 años?

Internet, una ventana al resto de cocinas del mundo e infinidad de recetas

No podíamos hacer otra cosa sino empezar con lo relativo a la tecnología. Internet nos permite actualmente aprender a cocinar rápido y de forma sencilla todo tipo de platos. Ejemplo de ello son portales como www.foodiez.es, donde se ofrecen las mejores recetas, desde alimentos supersaludables a algún que otro capricho repostero de lo más tentador y apetecible.

Asimismo, la red de redes ha cambiado también nuestra forma de consumir. Pedir a domicilio hoy en día es más fácil que nunca debido a la gran cantidad de plataformas dedicadas al reparto de alimentos.

Esto, sumado a una sociedad moderna regida por el estrés y la falta de tiempo, también ha hecho que algunas personas hayan perdido parte del terreno ganado en los últimos años en cuanto a dieta.

El transporte y conservación de los alimentos ha cambiado considerablemente en el último siglo

Antiguamente, los alimentos más importantes eran aquellos considerados no perecederos, es decir, de fácil conservación independientemente de las condiciones.

Hablamos de legumbres, cereales, frutos secos, tubérculos, grasas como el aceite de oliva, plantas y especias, dulces como la miel o el chocolate, o pescados en conserva, entre otros.

Los productos frescos, por otro lado, dependían de la estacionalidad y, además, eran mucho más caros que en la actualidad.

Asimismo, el pan ocupaba un lugar especial y, aunque culturalmente lo sigue ocupando, su presencia ya no es tan pronunciada como antes.

De hecho, diversos estudios sitúan el consumo de pan en una importante reducción pese a su todavía papel central en nuestra sociedad.

El cambio, por lo menos en España, se empezó a producir en la década de los 60 y los 70, cuando las condiciones económicas del país mejoraron, así como la industria y la ciencia de la alimentación.

Una oferta mayor y una disponibilidad casi total de la gran mayoría de alimentos

Estos cambios en la industria y la ciencia de la alimentación han llevado a un aumento del número de alimentos disponibles de un 3000 % respecto a principios del siglo pasado.

Es más, un producto que antes se hacía con unos pocos ingredientes, hoy en día puede ofrecerse con el doble o el triple.

Igualmente, la estacionalidad ya no es un problema, y, debido a la globalización y la mejora en la conservación de productos, podemos encontrar prácticamente cualquier alimento en cualquier época del año.

Es verdad que, aunque esto ha versatilizado la dieta, también ha dado lugar a prácticas discutibles, como el abuso de los conservantes o ciertos aditivos innecesarios para potenciar el sábado y aumentar el consumo.

Sin embargo, en las últimas dos décadas, la industrialización excesiva de la gastronomía ha sufrido una revisión que ha abierto nuevos caminos y una concienciación mayor sobre el impacto que tiene lo que comemos en nuestra calidad y esperanza de vida.

Las opciones de dieta van actualmente más allá de la dieta mediterránea o los ultraprocesados

Las opciones de dieta han mejorado enormemente en los últimos años, así como su calidad.

Esto se refleja en datos tan importantes como la esperanza de vida. Que sí, que la alimentación no es el único aspecto de la sociedad que ha contribuido a su mejora, pero es un elemento crucial.

Por otro lado, hemos pasado de una industria basada en la sobreproducción y la falta de ética a otra que, si bien lo hace principalmente por mercadotécnica, elige mejor sus procesos de producción.

De esta forma, han surgido también numerosas corrientes alimentarias. Es muy frecuente actualmente basar la vida de uno en una dieta que prefiere un tipo de alimento frente a otro.

Cada vez hay más alternativas: vegana, frugívora, crudivegana, paleo, vegetariana, omnívora…

Eso sí, con ello han surgido igualmente una gran cantidad de opciones destinadas a adelgazar y que, generalmente, no son una opción saludable en absoluto.

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