Uno de los hallazgos más importantes que se han producido recientemente ha sido el del templo más pequeño del mundo, que recibe el nombre de Temple One, situado en Damagou Township, a una parada de la famosa Ruta de la Seda. El pequeño templo ha sido un sorprendente descubrimiento para el mundo.
Mide 2 metros de largo y 2 metros de ancho, justo el espacio suficiente para que un monje pueda realizar sus oraciones y hoy en día está considerado uno de los mejor conservados templos budistas de Taklamakan.
Shi Yan, director del Instituto Cultural de Reliquias del Distrito de Qira, expuso: «Temple One fue un templo perteneciente a una familia noble del pueblo. Desde él, podemos disfrutar de la cultura budista propia de ese momento«.
El hallazgo de Temple One ocurrió casi por accidente. Wu Xinhua, jefe del equipo arqueológico de la Academia China de Ciencias Sociales, reconoció que “varios niños rondaron la zona en busca de leña, y descubrieron un montículo, el cual tenía muros que lo dividían en habitaciones, y uno de estos niños intuyó que debajo de él deberían existir tesoros, por lo que comenzaron a cavar y finalmente encontraron el monumento”.
Algunas de las paredes de Temple One están por debajo de los 2 metros de altura.
El equipo de arqueólogos ha despojado todo el polvo y el barro de sus paredes para revelar un mural completo del Dios del Norte. Este dios estaba a cargo de la fortuna y era adorado por todas las familias de la zona antigua de Hotan. También han estado buscando dentro del templo, restos de los antiguos residentes. Pero hasta el momento no se han encontrado.
Shi Yan expuso que «Puesto que hay reliquias dentro del templo, debe haber habitado gente en él. Por lo que los restos de los residentes deberían haber sido vistos, pero hasta ahora no hemos encontrado nada«. Aunque no se han encontrado casas colindantes, sí se han descubierto a 50 metros otros dos templos, los cuales están conectados entre sí por un pasillo. A diferencia de Temple One, éstos poseen un gran lugar destinado a adorar al público.
Los tres templos se remontan a la dinastía Tang, alrededor de 1.500 años atrás.