El descubrimiento se basa en una nueva interpretación de un archivo arqueológico y paleontológico sobre mamíferos de Egipto analizados hace una década por el zoólogo Dale Osborn. Hace 6.000 años existían 38 especies de mamíferos de gran tamaño en Egipto, mientras que ahora solo hay ocho especies.
En estos registros arqueológicos hay historias muy interesantes, afirma Justin Yeakel, ecologista de la Universidad Simon Fraser en Vancouver, British Columbia, quien indica que hace 2.300 años Aristóteles dijo que apenas se veían leones en Grecia; poco después este animal apareció por última vez en los archivos.
Los investigadores han descubierto que existe una coincidencia de tres caídas de la población de depredadores en Egipto con cambios drásticos de clima que tendía a ser más árido. La velocidad y ritmo de este proceso de aridización guarda una relación directa con importantes cambios en las poblaciones humanas al final del Período Húmedo Africano, hace cinco milenios; también hace cuatro milenios, con la caída del imperio Acadio en el territorio actual de Iraq, y hace aproximadamente 3.100 años cuando la civilización Ugarita finalizó en la zona que actualmente corresponde a Siria.
Los investigadores han analizado las consecuencias de estas extinciones en la alimentación. Para ello simularon las interacciones entre presa y depredador, y descubrieron un 70 % de relación. Por norma general, cuando los recursos alimenticios se reducen, ellos se estabilizan, declara Yeakel. Pero este experimento demostró que la proporción de comida estable en Egipto decayó demasiado, lo que originó la caída más grande de estabilidad en los últimos dos siglos.
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Según Carl Boettiger, ecologista en la Universidad de California, Santa Cruz, la cadena alimenticia consta de redes desordenadas de gran tamaño “Esta investigación es una manera muy precisa de deducir la estabilidad de la cadena alimenticia sin saber necesariamente qué actor come a quién, sino más bien la estructura de la red”.
Yeakel y su equipo piensan que los patrones de extinción no son fortuitos. Asimismo, afirman que la presencia o ausencia de cualquiera de estas especies no tenía un gran impacto en la cadena alimentaria, comparado con el entorno actual, debido posiblemente a cambios causados por los humanos.
“Puesto que hemos perdido muchos ecosistemas, la ausencia de una sola especie puede afectar directamente la estabilidad el sistema”, concluye Yeakel.