El naufragio de un barco español del siglo XVII hallado en las costas de Panamá está siendo noticia durante estos días, aunque haya sido descubierto en el año 2011. Se han realizado un gran número de investigaciones y los arqueólogos subacuáticos encargados de la investigación han descubierto muchos datos sobre este barco que llevaba 334 años bajo las aguas del mar.
El barco ha sido identificado como un buque mercante colonial español que tiene el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación, el cual naufragó en el año 1681 en la desembocadura del río Chagres, en el país centroamericano, durante una fuerte tormenta.
Tal como avancó Frederick Hanselmann, perteneciente al Centro Meadows para Agua y Medio Ambiente, entidad adscrita a la Universidad Estatal de Texas, tanto él como sus colegas encontraron el barco de manera accidental en el año 2011, en una búsqueda de cinco naves que pertenecieron a Henry Morgan, el conocido pirata del siglo XVII, naves que se cree que naufragaron en el año 1671 cuando se dirigían a la ciudad de Panamá para saquearla.
Asimismo declaró que: “El buque cuenta en su interior con una gran variedad de artefactos, especialmente más de 100 cajas de madera que tienen en su interior herraduras, cerámica, clavos, tijeras y hojas de espada”.
Declaró que son muy pocas las embarcaciones españolas las que han sido encontradas y mucho menos las que se encuentran en tan buen estado de conservación, por lo que se puede sacar mucha información a medida que se vayan realizando más investigaciones.
Al contrario de lo que sucede con muchos otros naufragios, éste se encontraba a una profundidad de 12 metros y una de las razones del por qué está en tan buen estado es que, a pesar de tener 334 años, estaba cubierto por una capa de más de un metro y medio de arena fangosa y limo, lo que permitió que la acción del agua salada no fuese tan directa sobre la madera y los metales.
Tras los diferentes estudios ya se conocen diferentes datos acerca de ella, como que fue construida en la localidad mexicana de Veracruz y que era parte de la flota conocida como de Tierra Firme, realizando servicios de transporte entre la ciudad panameña de Portobelo y Cartagena en Colombia.
Este barco llevaba diferentes suministros para los colonos principalmente, donde se encontraban metales preciosos, perlas y esmeraldas entre otros bienes de valor.
Las investigaciones siguen su curso y se ha avanzado que todos los artefactos pertenecen, por ley, a Panamá, y todos ellos están siendo estudiados y conservados en el laboratorio del Patronato Panamá Viejo, entidad que gestiona el sitio histórico y el museo de la antigua ciudad de Panamá.