Según los resultados obtenidos por un amplio equipo internacional de investigadores, se revela que durante la era azteca existió una gran complejidad geopolítica y arrojan luz sobre cómo pudieron ser las relaciones entre los antiguos estados, donde se trataban temas que iban más allá de lo que era la guerra o la propia expansión de su pueblo, temas como el comercio y también el flujo de mercancías que llegaban.
Este estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte junto al Colegio Michoacán, la Universidad de Purdue y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
La investigación se centró en un territorio independiente conocido como Tlaxcala, actualmente en el centro de México. Este lugar fue fundado durante la segunda mitad del siglo XIII y llegó al año 1.500 como un territorio libre, a pesar de estar completamente rodeado por el imperio azteca. Tlaxcala incluso apoyó a Cortés y fue muy importante en la conquista de México por parte de los españoles en el siglo XVI.
Del estudio se desprende que Tlaxcala consiguió obsidiana un siglo antes de la llegada de Hernán Cortés. Se trata de un vidrio volcánico que fue muy usado especialmente en la creación de herramientas de uso doméstico y también joyería, objetos religiosos o armas, pero lo más interesante es que en el territorio donde se encuentra no hay obsidiana, lo que hizo a los investigadores preguntarse de donde provino este material.
Sabiendo que Tlaxcala estaba poco a poco siendo rodeada por los aztecas y que no tenían una buena relación, el Dr. John Millhauser, profesor adjunto de Antropología en la NC State y uno de los principales investigadores de este proyecto, aseguró que era probable que la obsidiana fuese obtenida de una zona llamada El Paredón o que incluso pudo recibir ayuda de otros pueblos, aunque esto es solo una hipótesis.
Otra de las cosas que se han descubierto es que entre Tlaxcala y los aztecas existía cierta brecha económica. Además de ésta, anteriores investigaciones demuestran que más del 90% de la obsidiana azteca vino de una zona conocida como Pachuca, bastante más al norte de Tlaxcala.
Para finalizar, Millhauser afirmó que esto demuestra que la política estaba muy presente en aquel momento, donde se importaba obsidiana de estados antiguos, colaborando tanto con Tlaxcala como con los aztecas en la obtención de este material tan importante.