Las excavaciones en Khirsara iniciadas en 2009 confirman que este yacimiento era un gran centro industrial que vivió un auge comercial entre el 2600 y 2200 a.C.
El pueblo de Khirsara, situado a 85 km de Gujarat en Palestina, ofreció numerosos abalorios de oro con diferentes formas. Asimismo se han recuperado recipientes de cerámica y precintos de varias formas con escritura de harappa o con gravados de unicornios y toros. El yacimiento reúne las características de la cultura de Harappa por la planificación urbana, habitaciones, almacén, sistema de alcantarillado y grandes murallas.
Hace más de 4.200 años, esta ciudad era un puesto comercial muy importante, pues producía ingentes cantidades de abalorios de materiales como conchas, jaspe, y demás piedras, minerales y metales como esteatita o cobre, empleados para anillos, cuchillos, puntas de flecha o pesos. En una sola zanja se podía obtener hasta 25.000 abalorios, lo que demuestra la bonanza de la era Harappa. Esto enriqueció las manifestaciones artísticas en cerámicas, expresada en diseños con motivos animales, o formas geométricas como espirales, zigzags, cruces o líneas gruesas.
Según R.N. Kumaran, de Arqueólogo Asistente (ASI) se han hallado hornos, abalorios y sellos de esteatita y trabajos con cobre y ceniza.
Un rasgo impresionante del yacimiento de Harappa es que cada edificación interior tiene su propio muro, por ejemplo el almacén, o la fábrica, las cuales incluían secciones con la función de vigilancia. Incluso los hornos para hacer la cerámica, situados fuera de las murallas de la fortificación, tenían su propio muro. El muro exterior alcanza los 4.400 años de antigüedad y aún se mantiene firme en ciertas zonas.
El superintendente Jitendra Nath afirma que se trata de la primera vez que en el período de Harappa se encuentran muros divisorios entre cada dependencia. Asimismo enfatiza la función protectora que desempeñaban, no solo de las personas sino de los bienes producidos.
El almacén, construido en madera, tenía unas dimensiones de casi 30 metros por 12 metros y presentaba unos espacios entre las paredes paraqué actuaban como ventilación para los artículos almacenados. Según Jitendra, también guardaban los productos destinados a la importación y exportación que trascurría por el río Khari.
Las viviendas en la ciudad pertenecían a la élite y tenían ladrillos de varios colores, y suelos pavimentados, con habitaciones conectadas entre sí. Asimismo se construían cerca del almacén para mantener la vigilancia de los productos.