Cuando los arqueólogos descubrieron las ruinas de Mohenjo-Daro (sur de Paquistán), se convirtió en uno de los descubrimientos más grandes del siglo XX, ya que es la única metrópolis que queda en el mundo que data de la Edad del Bronce (5.000 años de antigüedad).
Ahora la ciudad en ruinas se encuentra en peligro de desaparecer. Atrás quedarían las casas de paredes de barro, caminos de la red con grandes graneros, baños y sistemas de drenaje… Todo ello corre el riesgo de desaparecer debido a la gran negligencia y corrupción gubernamental, la indiferencia pública y los temores de terrorismo radical islámico por parte de los turistas.
Mohenjo-Daro era un centro importante de la civilización pre-hindú Indus, que se remonta al año 3.000 a.C. Sus 40.000 habitantes fueron contemporáneos de civilizaciones de la Edad de Bronce en el antiguo Egipto, Mesopotamia y los asentamientos del río Amarillo de China. Sin embargo, aunque sus legados arqueológicos eran en su mayoría de los gobernantes ricos y «reyes-dioses”, la ciudad ha dado pruebas de una sociedad que valoraba las buenas carreteras, el agua potable y un sistema de derecho justo.
Los arqueólogos han relatado al rotativo The Sunday Telegraph, que el paisaje urbano más antiguo del mundo está siendo corroído por la sal y podría desaparecer en 20 años sin un plan de rescate urgente.
La semana pasada, los expertos internacionales y funcionarios paquistaníes se reunieron en Karachi para elaborar un plan para salvar el lugar, estabilizar su financiamiento y promover el conocimiento de una maravilla del mundo antiguo. Ahora planean llevar a cabo un programa intensivo de conservación, además de una encuesta para determinar qué parte de la ciudad antigua está todavía bajo tierra y un plan para enterrar las partes de los restos recuperados más amenazados.
Las ruinas tienen muchos factores hostiles que la perjudican, como por ejemplo las temperaturas de verano de hasta 51ºC, las heladas de invierno, las lluvias torrenciales del monzón o el aire húmedo constante.
Los trabajos de conservación se han estado llevando a cabo desde las primeras excavaciones importantes en 1924 y se intensificaron después de que se convirtiera en Patrimonio de la Humanidad en 1980, pero los escasos fondos públicos paquistanís han sido desviados a otros grandes problemas a los que se enfrente el país musulmán como los terremotos y las inundaciones.