El mortífero terremoto que mató a seis personas y dejó a miles sin hogar en el noreste de Italia, también causó un gran daño a importantes iglesias, campanarios y castillos de la región.
“Ha habido muchos daños en la herencia cultural y psicológica de aquí”, decía Giancarlo Rivelli, miembro del equipo de ingenieros que estudió e inspeccionó las construcciones tras el terremoto. “La gente se identificaba con estos edificios”, añadía.
Uno de los encargados de la evacuación decía: “Todas las iglesias se han visto afectadas, incluso la Catedral, es una tragedia. Es un gran tesoro que se ha ido a la basura”. El terremoto y la fuerte réplica que le siguió después, derribaron el campanario de Finale Emilia. La catedral de la ciudad también quedó en ruinas y las torres del siglo XIII de Castello delle Rocche fueron muy dañadas.
“En este momento estamos lidiando con una situación de emergencia. Estamos inspeccionando todas las casas para asegurarnos de que están en condiciones para vivir en ellas. Por desgracia, la reconstrucción de las iglesias tendrá lugar una vez acabemos con esta tarea”, decía uno de los trabajadores, que solicitó el anonimato porque no tenía permiso para hablar con los medios.
Muchas de estas iglesias se remontan a la Edad Media y eran un lugar de encuentro, un punto de referencia social. “Te dan ganas de llorar”, decía Arcangelo Martini, un empleado de la fábrica de Lamborghini, mientras observaba el ayuntamiento destruido de San Agustín, al lado de un campanario en ruinas, cuyo reloj marcaba las 4:05, momento del desastre. “Hay tantos monumentos aquí, este patrimonio es deprimente. ¿Cómo vamos a poder abandonar este tipo de cosas en Italia?”, añadía.
Antonia Pascua Recchia, funcionaria del Ministerio de Cultura señalaba: “El estado del patrimonio cultural de la zona es aún más dramático de lo que parece”. El ministerio comunicó que el daño fue “significativo” y los expertos de cultura estuvieron inspeccionando los edificios junto a los bomberos y trabajadores dedicados a emergencias. Los museos de la ciudad histórica de Ferrara (nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), situada a pocos kilómetros del terremoto, han sido cerrados por precaución.