Científicos y buzos de Estados Unidos y México, han encontrado hace tres años los restos de una joven de entre 15 y 16 años de edad, datados con una antigüedad de entre 12.000 y 13.000 años en una cueva inundada en la Península de Yucatán, en el yacimiento arqueológico conocido como Hoyo Negro.
Ahora se ha determinado que “Naia”, como la han bautizado sus descubridores, es el “esqueleto más completo y genéticamente intacto”, de todos los encontrados en América hasta el momento, y el análisis del ADN mitocondrial que le han realizado durante los últimos tres años han determinado que Naia “es el eslabón que faltaba para confirmar el vínculo entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas de este continente”, según explicó Pilar Luna Erreguerena, arqueóloga subacuática del INAH.
La investigadora añadió que gracias al análisis mitocondrial, se ha determinado que su linaje es asiático Beringio, vinculándose así a las migraciones siberianas que poblaron el continente.
El equipo, en el que también participan el arqueólogo Dominique Rissolo y el antropólogo y paleontólogo James C. Chatters, quien es reconocido mundialmente por su trabajo sobre el Hombre de Kennewick, un cráneo de 9.800 años encontrado en el Estado de Washington, anunciará el descubrimiento en la revista Science de este mes.
Chatters asumió que siempre defendió “la teoría de que los primeros pobladores provenían de diferentes puntos, como Europa, Asia y Australia”, pero que “este nuevo descubrimiento hace que deba replantearme toda la teoría”.
Además, añadió que “Hoyo Negro es una cápsula de tiempo que ha conservado la información sobre el clima y la vida humana, animal y vegetal que existían al final de la última era de hielo”.