Un nuevo estudio enfocado en el sonido que realizan los silbatos de la muerte de los aztecas, ha revelado que en el cerebro se produce un efecto que maximiza las respuestas negativas como el temor o la alarma, luego de que numerosos voluntarios escucharon el sonido.
Los silbatos de la muerte eran hechos de piedra con forma de cráneo, capaz de producir un sonido agudo que parecía un grito, el cual ha sido debatido por estudiosos si representaba los sonidos del aire del inframundo, o si su sonido evoca al dios del viento.
Sea como fuere, la realidad es que al emitirse el sonido el cerebro humano no comprende la fuente del mismo, identificándolo como un sonido natural y artificial al mismo tiempo, que logra confundir al cerebro, lo que produce una sensación de miedo, pánico y perturbación.
A pesar de ello, se piensa que los silbatos también se utilizaron en contextos rituales, lo que podría llevar a quien le escuche en el contexto adecuado a sentir cierta admiración o asombro.