La antigua ciudad de Eridu y la legendaria civilización sumeria no dejan de sorprender a expertos y extraños, con sus altas dotes de habilidad e inteligencia utilizada en el campo de la arquitectura, tal como lo atestiguan los múltiples canales de redes fluviales que forman parte de un complejo sistema de irrigación.
El descubrimiento ha sido fruto de una ardua investigación que aglutinó a un equipo multidisciplinario, en el que se utilizaron herramientas como drones, tecnología de teledetección, imágenes satelitales, estudios de campo, e incluso, el estudio de las imágenes fruto del programa CORONA desarrollado en la década de 1960.
Los sumerios habían logrado conectar 200 canales con el río Éufrates, los cuales a su vez, estaban conectados con 4 mil canales secundarios que podían llevar agua, a unas setecientas granjas en total.
Aunque muchos de estos canales quedaron sepultados por redes fluviales contemporáneas o la acción del medio ambiente, el hecho de que la ciudad de Eridu fue abandonada luego de un cambio en el curso del río, lo que ha permitido que el área arqueológica se mantenga prácticamente intacta.