Los investigadores han comenzado a desvelar el patrimonio genético de las poblaciones de Etiopía que, según los estudios que se han realizado hasta la fecha, es una de las más diversas del mundo. Los expertos han averiguado que el genoma etíope tiene similitudes con el de los habitantes de Israel y Siria, debido al legado de la reina de Saba y de sus compañeros.

El equipo ha detectado una mezcla que data de hace aproximadamente 3.000 años y que se produjo entre algunos etíopes y ciertas poblaciones no africanas. La fecha encajaría con la famosa leyenda de la reina de Saba, quien, de acuerdo con el libro etíope Kebra Nagast, habría tenido un hijo con el rey Salomón de Israel.
Etiopía está situada en el cuerno de África y habitualmente se la considera una de las puertas de África al resto del mundo. La región tiene el mayor registro fósil de la historia de la humanidad, por lo que el estudio de la genética de esta zona podría facilitar el entendimiento del origen de los primeros seres humanos.
Uno de los autores del estudio y miembro de la Universidad de Cambridge, Luca Pagani, explica: “A partir de la ubicación geográfica, es lógico pensar que la migración fuera de África hace unos 60.000 años se inició en Etiopía o Egipto. Poco se sabía con anterioridad sobre el genoma de las tribus que habitaron en el norte de África. Hemos querido comparar el genoma de los etíopes con otros africanos para ofrecer una pieza esencial del puzle genético mundial”.
El resultado del análisis del equipo de Pagini sugiere que el genoma etíope no es tan antiguo como se creía anteriormente y que tuvo enlaces con otras poblaciones: “Hemos encontrado que la estructura genética de algunos etíopes es un 40-50% más cercana a la de los habitantes de fuera de África”, afirma el doctor Toomas Kivisild, co-autor del estudio y miembro de la Universidad de Cambridge.
Otro de los participantes en la investigación, el doctor Chris Tyler-Smith, comenta: “Nuestra investigación ofrece ideas sobre importantes cuestiones evolutivas. Vemos huellas de acontecimientos históricos por encima de otros mucho más antiguos que, unidos, forman una región rica en cultura y diversidad genética. El siguiente paso de nuestra investigación tiene que ser la secuenciación de genomas enteros, en lugar de leer fragmentos individuales. Así podremos entender realmente los orígenes humanos y la migración de fuera de África”.