Margarita de Anjou (Lorena, 23 de marzo de 1430 – Saumur, 25 de agosto de 1482), fue una noble francesa que, como esposa de Enrique VI, fue reina de Inglaterra. Al mismo tiempo, pasó a la historia por ser una de las líderes del bando Lancaster en la Guerra de las Dos Rosas.
Era, a su vez, descendiente directa del rey Felipe VI de Valois.
Se crió bajo la influencia de su madre, Isabela de Lorena, y su abuela, Yolanda de Aragón, y con ellas, aprendió que una mujer era capaz de gobernar en ausencia de un hombre y a no subestimar la riqueza ni el poder.
El casamiento entre Margarita y Enrique VI
Tras la guerra de los Cien Años y para asegurar la paz entre la corona de Francia y la de Inglaterra, Margarita fue la elegida para contraer nupcias con el rey Enrique VI en 1445.
Sin embargo, Enrique aún poseía cierto aire inocente y no tenía ningún interés en cruzar el Canal para dirigir su ejército. A esto había que sumar que Enrique accedía de forma indiscriminada a las peticiones de sus nobles, lo que ocasionó guerrillas privadas entre ellos.
Los nobles más cercanos a la familia real no tardaron en descubrir que el rey era demasiado joven para gobernar sin nadie que lo aconsejara como era debido, tarea que recayó en el conde de Suffolk.
En 1448, las tropas de Carlos VII se alzaron en armas para recuperar los territorios que los ingleses les habían prometido.
El peso de toda la culpa recayó sobre el conde de Suffolk y, con esto, la población comenzó a tomarse la justicia por su mano ante la inactividad del rey para castigar a los traidores.
Otra guerra por la posesión de las tierras francesas había comenzado y, tras perder el dominio de Gascuña, el rey Enrique se sumió en un estado catatónico, lo que provocó el caos a nivel político.
Fue entonces cuando Margarita, tras haber dado a luz a su hijo Eduardo, ocupó su lugar como reina de Inglaterra.
Margarita de Anjou: reina de Inglaterra
Se posicionó en la política para actuar por derecho propio y bajo sus propias opiniones, lo que ocasionó cierta agitación al no existir ningún precedente inmediato en Inglaterra que apoyara su derecho al poder y dio lugar a la incertidumbre de quién reinaría en nombre del rey enfermo.
El duque de York se ofreció para llevar a cabo esa tarea, pero se topó con la oposición de la reina. Inglaterra se debatía entre aceptar la soberanía de un duque o de una reina de linaje francés.
Finalmente, declinaron el ofrecimiento de Margarita y York no tardó en hacerse con el poder.
Margarita de Anjou y La Guerra de las Dos Rosas
El rey no recobró la salud hasta 1454, lo que dejó el poder lejos del alcance de York. Al año siguiente, este suceso desembocó en la masacre de St. Albans entre los nobles partidarios de Lancaster y los de York que querían afianzar su influencia en la corte: la Guerra de las dos Rosas había comenzado.
Entonces, Margarita decidió utilizar el poder que tenía como esposa y madre del futuro rey de Inglaterra para detener la amenaza de sus enemigos.
A partir de este momento, se sucedieron una serie de campañas militares entre los reyes y el duque.
Margarita de Anjou comenzó a entretejer una red política para extender su poder territorial por sus tierras y las de su hijo para gobernar en una trinidad formada por rey, príncipe y reina, pero sus intentos de instaurar la paz en el reino no dieron sus frutos, así que Margarita reunió un ejército con el que defender la corona de su esposo y la herencia de su hijo.
El duque de York
Para el duque de York, la única posibilidad de llegar al poder era eliminar al rey, a quien retuvieron para coaccionar al parlamento y obligarlo a que, tras la muerte de Enrique, la corona pasara al duque y no al príncipe.
El rey no era más que un peón en este juego y Margarita entendió que la única salida era destruir por completo a sus enemigos.
A finales de 1461, el duque de York cayó en batalla y la reina recuperó a su marido. Sin embargo, el hijo del antiguo duque reunió apoyos para enfrentarse al poder de la reina.
Ante la falta de suministros para alimentar al ejército de Margarita, este saqueó y destruyó los pueblos por los que pasaba, por lo que muchos de sus súbditos comenzaron a simpatizar con el ejército de York.
Y no solo eso, sino que también debía hacer frente a la amenaza de una invasión francesa. En este mismo año, Eduardo IV fue coronado rey de Inglaterra.
El plan del conde de Warwick
En este contexto, el conde de Warwick trazó su propio plan para hacerse con el gobierno. Lo único que tenía claro era que necesitaba al rey para gobernar, por lo que su principal objetivo se vio cumplido tras capturar a Eduardo y devolverle el trono a Enrique.
Sin embargo, ante la amenaza de una nueva batalla, se vio obligado a liberar a Eduardo para que este pudiera reunir a sus tropas.
Durante estos años de guerras y tratados infructíferos, Margarita nunca se rindió. Buscó partidarios que apoyaran el reinado de su marido y su hijo hasta que, en 1470, resolvieron que Eduardo debía casarse con Anne Warwick y que solo él podía gobernar como regente en nombre de su padre.
Sin embargo, los enfrentamientos continuarían durante más de una década y ni siquiera tras la muerte de Warwick y el rey Eduardo obtuvieron la paz.
Enrique VI también encontró el descanso eterno, tras lo que Margarita decidió retirarse al castillo de Dampierre, donde murió en 1482.
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