Breve biografía de Rafael Sanzio. ¿Quién fue y qué hizo?

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Raffaello Sanzio, también conocido como Rafael de Urbino o Rafael Sanzio, fue un gran pintor del Renacimiento italiano, así como también arquitecto.

Biografía de Rafael

Nació en Roma en 1483 y falleció cuando apenas tenía 37 años de edad; siendo, además, un artista muy reconocido por su gran talento artístico.

Las razones de su fallecimiento a tan temprana edad desencadenarían diversos mitos en torno a los motivos que se lo causaron.

Dejando, sin embargo, un legado indiscutible que sería imitado e inspirado por muchos otros artistas a lo largo del tiempo.

Desde niño un artista prodigio

Rafael Sanzio era hijo de un poeta, también pintor, de nombre Giovanni Santi, quién sería, quizás, una de sus primeras influencias para dedicarse a la pintura.

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¿Quién fue Rafael Sanzio?

Su madre, de nombre Maggia de Battista di Nicola Ciara fallecería cuando el pequeño Rafael era solo un niño, con apenas 8 años.

Su padre se casaría nuevamente con quién sería su madrastra, Bernardina, quién le daría un medio hermana llamada Elisabetha. Pero ya cuando Raffaello tenía 11 años, su padre fallecería.

Sin embargo, a su padre le debió gran parte de su legado. Las relaciones de éste ayudarían a que su hijo encontrara el apoyo necesario para desarrollar su talento desde muy joven.

Muchos contemporáneos consideraron al pequeño Rafael como un niño prodigio por su indiscutible talento. No solo poseía una increíble capacidad para aprender de forma muy rápido y bastante bien, sino que poseía una gran creatividad que le llevaría no solo al reconocimiento, sino a la fama.

Con tan solo 14 años ya entraría en el taller de quién era uno gran maestro de la pintura en su momento, Pietro Perugino (Pietro di Cristoforo Vanucci), aunque haya sido de influencia su padre, incluso estando muerto.

Sería él quién lo formaría como pintor, convirtiéndose, además, en su ayudante.

Con Pietro Perugino tuvo la oportunidad de ejecutar sus primeros trabajos en solitario hasta convertirse en un gran pintor y ser reconocido  por su gran destreza.

Demostrando su talento en la Catedral de Siena

Rafael Sanzio recibió un llamado en 1503 para que colaborase en la decoración de la Librería Piccolomini en la Catedral de Siena con la finalidad de preservar los diversos manuscritos del papa Pío II.

Quién le apoyó y le llamó para tal fin fue Pinturicchio, quien se convertiría en gran amigo del artista.

Dos años aproximadamente estuvieron realizando trabajos juntos hasta la ejecución de la obra que le empujaría a reconocimientos por su particularidad, Los desposorios de la Virgen, imitando de alguna forma una escena de una pintura realizada por su maestro Perugino pero con particulares que serían propias del artista.

Era esta una obra con grandes avances para su época, en la que demostró una increíble tridimensionalidad en tanto a la disposición de los personajes en planos diferentes, generando grandes sensaciones de espacialidad.

Su gran maestría para tal pieza fue avanzada, aunque con gran influencia de su maestro, sin duda única de Rafael.

En Florencia inicia su fama renacentista

Al momento en el que Rafael comenzaba a desarrollar con gran destreza su obra pictórica, mostrando su talento, existían al menos dos de los más prominentes artistas del Renacimiento, Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, quienes serían de gran influencia para el desarrollo de su obra.

Luego de haber desarrollado diversos trabajos que le generarían la aprobación de muchos, el papa Julio II le llamaría para un encargo.

Considerando que éste era pariente de la familia Montefeltro, siendo ellos los protectores de la familia del artista cuando su padre aún estaba con vida.

El llamado del papa Julio II fue en 1508 para que formara parte del grupo de artistas que se encargarían de la decoración del Vaticano, en Roma, especialmente de las stanzas.

Roma: consagración artística de Rafael

Fue en Roma donde Rafael Sanzio realizaría algunas de sus obras más destacadas. Entre 1509 y 1510 realizaría La escuela de Atenas encargada por el primado de Roma, uno de los tantos en decorar el Vaticano; siendo esta una de las más famosas del artista.

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La escuela de Atenas, de Rafael, en el Vaticano. Crédito: Depositphotos.

Sin embargo, fue un año antes que le encargarían las cuatro salas en las que ejecutaría las hoy conocidas como “Las estancias de Rafael”, donde se encuentra el fresco ya mencionado. Le tomaría al menos hasta el año 1524 concluirlas junto a los discípulos que le acompañaron.

Aunque Rafael Sanzio fue contratado como parte de un equipo de pintores para ejecutar la decoración de estas cuatro salas, los mismos serían despedidos por el papa Julio II al ver el trabajo del artista, quién se quedaría exclusivamente con sus discípulos para concluir la obra.

Esta se convirtió uno de los ciclos de las grandes obras del Alto Renacimiento, junto a la Capilla Sixtina cuya obra fue ejecutada por Miguel Ángel. Gracias a todos estos frescos ejecutados en el Vaticano, especialmente por haber sido a gran escala, su auge como artista crecería.

El arquitecto Donato d’Anel encargado del nuevo San Pedro en Roma falleció en plena obra en 1514, siendo Rafael el nuevo delegado de tal obra.

Con aún más trabajo (pues aún se encontraba ejecutando los frescos en el Vaticano), el artista se apoya en sus ayudantes de taller cada vez más, especialmente en Giulio Romano y de esta manera poder generar una producción mayor en sus obras.

Influencia de grandes maestros

No solo su amigo Pinturichio sería de gran inspiración, así como ayuda a que iniciara grandes obras, sino que sus contemporáneos Leonardo Da Vinci (quién era varios años mayor que él, ya con grandes obras desarrolladas –estudios y experimentos-, como el San Juan Bautista e incluso La Gioconda); tanto como Miguel Ángel (8 años mayor), ya ambos habían desarrollado gran parte de sus excepcionales obras.

Sería Miguel Ángel no solo un personaje que le generaría gran inspiración, sino incluso algo de rivalidad.

Recordemos que la bóveda de la Capilla Sixtina sería realizada entre 1508 y 1512 mientras que las salas del segundo piso del Palacio Apostólico del Vaticano, estaban siendo decoradas por Rafael.

Es de imaginarse que dos grandes artistas que se encuentren en el mismo momento desarrollando grandes frescos en dos lugares de gran significado y representación en su época.

Siendo, ambos, igualmente genios, igualmente increíbles, desarrollando grandes destrezas, personalizando cada detalle en sus piezas, entre mucho más, dando de qué hablar al público.

Si consideramos la fama de Rafael, a tal estilo de una estrella de rock, encontrarse con una de sus grandes inspiraciones y a su vez, un rival para lo que ha querido lograr.

Sin embargo, no podemos decir que uno fue mejor que otro. Ambos, incluyendo además a Da Vinci, fueron los tres grandes del Renacimiento.

La última obra maestra de Rafael

El triunfo de la Galatea de Rafael, en la Villa Farnesina. Crédito: Creative Commons.

Fue su estancia en Roma la que le generaría mayor fama como artista, pese a la rivalidad con Miguel Ángel.

Efectivamente, su fama llegó a oídos de una gran multitud de personas, incluyendo entes privados, tal como el banquero Agostino Chigi quién, además de ser banquero, era un mecenas muy famoso en Roma.

Su poderío lo llevó a construirse nada más y nada menos que una villa a orillas del Tíber, aunque posteriormente la compraría Alessandro Farnese, un famoso cardenal.

Esta villa fue decorada por artistas muy grandes del momento; Rafael, efectivamente, no se quedaría atrás, quién se involucraría con sus ayudantes.

Para ese entonces, sería pintada por Rafael y sus ayudantes la Logia de Cupido y Psique.

Sería está el último trabajo pictórico del artista, y última obra en la que aplicó todas las grandes técnicas aprendidas hasta el momento. Trabajó éste a la par del Vaticano, entre 1511 y 1518.

Fue este tema particular porque ya dejaría atrás los temas religiosos, para ocuparse de uno mitológico, considerando el gusto que le ocupó la antigua cultura grecorromana.

Trabajaría acá, más allá de sus técnicas, un enfoque más hacia su imaginación, con mayores detalles en los retratos.

Características principales de su estilo pictórico

Al referirnos a las características principales de su estilo pictórico nos enfocaremos a todas aquellas que reflejan cualidades propias de Rafael y que adquirió durante su corto pero excepcional proceso creativo.

Una de las principales y que se muestra desde sus primeras obras, fue su gran preocupación espacial.

Esta preocupación por los espacios, lo llevó a generar perspectivas lineales en tanto su uso arquitectónico en los espacios, sin dejar de lado su increíble claridad compositiva.

Todo lo que hoy conocemos, especialmente respecto a los diversos planos de una imagen, ya Rafael lo venía ejecutando en sus piezas.

Su trazo era tan sutil, que generó trazos finos característicos. Asimismo, las posturas de sus personajes suelen ser elegantes, en los que además, a lo largo de su vida, denotaron ciertos rasgos psicológicos, especialmente en los retratos.

Sin dejar de lado que su línea temática siempre estuvo dirigida por el gusto que sintió siempre por temas de la cultura clásica, evidentemente con equilibrio, proporción y simetría.

La misteriosa muerte de una estrella

La muerte de Raffaello estuvo cargada de diversos mitos a partir de sus diversas actividades sexuales.

No era un secreto para nadie en su época, que era un personaje muy sociable que siempre estuvo en la búsqueda constante de belleza y armonía.

Excedió como aventurero viviendo más apresurado de lo que quizás debió, en cuya carrera encontraría la muerte.

No solo murió joven, sino famoso, cual estrella de rock, como ocurriría en el siglo XIX con la maldición del club de los 27, este sería de los 37.

Murió, según diversos autores, el mismo día de su cumpleaños. Quizás por lo seductor y encantador que era, no se detuvo a mirar con quién compartía la cama.

Muchos dicen que, habría sido esta la causa, alguna enfermedad venérea que le generara grandes malestares hasta morir. Quizás alguna sífilis que, para aquél entonces, no tendría vuelta atrás.

Fue en 1520, supuestamente un viernes santo, aunque sean todas estas teorías, no es menos cierto que dejó la vida terrenal, pero con un importante legado pictórico.

Algunas de sus obras

La escuela de Atenas 1509-1510 es una de esas obras cumbres del artista italiano. En tal escena podremos encontrar a grandes figuras representativas desde la Antigüedad hasta el Renacimeinto, donde se encuentran personajes tales como Platón y Aristóteles al centro de la misma.

Es esta obra una de las que notablemente se encuentra su influencia en Da Vinci, especialmente por el gran simbolismo en ella, evidenciando la madurez artística alcanzada siendo tan joven.

Sin contar sus retratos, como el tan representativo La Fornarina de entre 1518 y 1519.

La Fornarina. Crédito: Gallerie nazionali d’arte antica

El también conocido como el Retrato de una joven, para quién posara Margherita Luti, hija de un panadero que sería, de hecho, representado en alguna de sus otras composiciones. Fue ella motivo de muchos mitos, incluso, respecto a su muerte, ya que se decía era ella su amante.

Se diría que tal cuadro escondía secretos que fueron ocultados a posterior, como un anillo supuesto de una posible boda a escondidas entre la modelo y el artista.

Tal afirmación surgiría décadas después, especialmente gracias a la ubicación de la firma de Rafael, justamente en el brazalete de ella.

Una última a mencionar y no menos importante, es La Transfiguración, ejecutada entre 1517 y 1520, aunque debido a su muerte quedara inconclusa pero concluida por uno de sus alumnos y ayudantes Giulio Romano.

Esta sería la última obra de Rafael, encargada por el cardenal Julio de Médicis especialmente para la catedral de San Justo en Narbonda, Francia.

Podríamos decir que es esta la conclusión, en resumen, de lo que sería su gran maestría artística.

Con un gran dominio en los detalles expresivos de los rostros de los personajes, los colores, e incluso con los planos y la perspectiva en ellos.

Aunque no haya sido concluida por él, no imaginamos todo lo que pudo haber seguido desarrollando, de haber vivido algunos años más.

No cabe duda del legado y las influencias que dejó Rafael Sanzio, no solo entre sus alumnos y ayudantes, sino que fungió de citas en gran medida para el arte en el siglo XVII y XIX, tal como sería el retomar la estética rafaelista por diversos artistas tales como Johann Friedrich Overbeck con su obra Italia y Germania, por ejemplo, entre otros tantos que le seguirían tanto como a los otros dos que forman la triada del Alto Renacimiento, Da Vinci y Miguel Ángel.

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