Ambición, manipulación, mentira y arrogancia, fueron palabras que se utilizaban para referirse al papado de Alejandro VI, Rodrigo Borja o Borgia, quien fuese célebre, además de por sus actuaciones sin ética, por ser el Papa que separaría el Nuevo Mundo entre españoles y portugueses, a través de sus Bulas Papales, conocidas como “Bulas Alejandrinas”.
La historia de Alejandro VI es la historia de un hombre ambiciosos que supo manejar el poder, con paciencia y persistencia, para luego hacerse amo y señor del mundo conocido.
Biografía de Rodrigo Borgia
El día exacto del nacimiento de Alejandro VI, o Rodrigo Borja, está cubierta por el halo del misterio, no se conoce exactamente el día de nacimiento del Papa.
No obstante, varios autores han ofrecido la fecha del 1 de enero de 1431, naciendo en España, muy cerca de Valencia en la ciudad de Játiva.
Sus padres pertenecían a familias nobles de linajes antiguos, por ejemplo, su padre Jofré de Borja y Escrivá, era parte de la nobleza media de Játiva, y su madre, Isabel de Borja, era hermana de quien sería conocido, como el Papa Calixto III.
Este Papa sería una figura importante dentro de la formación de Rodrigo Borja, ya que este tío, fue quien lo adoptó desde su infancia, dándole una educación y recibiendo una pensión de la iglesia, desde muy temprana edad.
Primeros pasos y su ascenso político
Al ser Rodrigo Borja el sobrino de una importante figura como era el obispo de Valencia, cardenal y futuro Papa Calixto III, el joven Rodrigo, tendría acceso a una educación privilegiada, asistiendo a la Universidad de Bolonia, donde recibió su título en 1456.
Ese mismo año, recibiría de manos del Papa Calixto III el título de Cardenal Diácono.
Al año siguiente en 1457, fue nombrado Comisario de los ejércitos pontificios y recibiría también, el cargo de Vicecanciller de la Iglesia Romana, donde estaría al frente de los asuntos de la cancillería romana, por 35 años, hasta que fue nombrado Papa.
Esta labor al frente de la cancillería le sería reconocida no solo por los cuatro Papas que siguieron en el poder, a la muerte del tío de Rodrigo Borja, en 1458, sino que de igual forma, adversarios de él como el futuro Papa Julio II, reconocieron su labor positiva en ese cargo de gran importancia.
Como ya señalamos anteriormente, el Papa Calixto III había muerto en 1458. No obstante, el deceso de esta figura no significaría el final de la carrera política de Rodrigo Borja.
Por el contrario, los cuatro papados siguientes antes de su ascenso al poder de la iglesia, sus cargos y títulos fueron aumentando, a la par que su tesoro personal y el de su familia.
Lo que significa que si bien tuvo la suerte de su lado cuando su tío le dio la educación y los títulos, fue su propia obra, su eficiencia y labores, los que le mantuvieron en aquellos puestos y le hicieron seguir acrecentando su prestigio.
Cuando en 1458 muere su tío, el Papa Pio II aparecería en escena y Rodrigo Borja se convertiría en Cardenal Protodiácono en 1463, el máximo rango para un cardenal. Durante el papado de Paulo II, Borja fue nombrado en 1466 Obispo de Urgel y copríncipe de Andorra.
Cuando Paulo II murió y Sixto IV llegó al poder, el Cardenal Rodrigo Borja será nombrado Obispo de Albano en 1471 y luego en Porto Santa Rufina en 1476.
Pero en 1484 recibiría otro cargo que acrecentaría su prestigio, sería nombrado el Decano del Colegio Cardenalicio, título conferido por los demás cardenales para la regencia de este importante concejo que se encarga de elegir al nuevo Papa, cuando ha muerto el anterior.
Durante el papado del Inocencio VIII, el cuarto y último papa antes de asumir él mismo la regencia de la Iglesia Católica, Borja sería nombrado Obispo de Mallorca y su obispado de Valencia sería elevado a Archidiócesis, siendo de esta forma el Arzobispo de Valencia. Durante este período, conservaba la regencia del Colegio Cardenalicio.
El Papa Alejandro VI
Cuando sucedió la muerte del Papa Inocencio VIII, el Cardenal Rodrigo Borja contaba con prestigio, influencias y el poder necesario para convertirse en Papa.
No obstante, tenía en contra una buena parte de los votos de los demás cardenales y poseía otro valor en contra al ser español y no italiano.
Con todo y eso, Rodrigo Borja sería investido con la tiara papal el 11 de agosto de 1492 nombrándose Alejandro VI.
Su ascenso al trono papal no estuvo carente de polémica, muchas denuncias de que había sobornado a los otros cardenales, además de mover influencias para su escogencia, fueron siempre un rumor que parecía un secreto a voces.
Sin embargo, nunca pudo comprobarse ni una sola de estas acusaciones, lo que no significa que no pudieron haber sucedido.
Durante su papado, el desorden y caos en que estaba sumida Roma, se aligeró notablemente, ya que decidió hacer la guerra a los delincuentes a quienes castigaba con penas ejemplares, lo que se tradujo en una disminución de los crímenes.
Por otro lado, una buena parte de la población pudo mejorar su situación económica y calidad de vida ya que el papa Alejandro VI también se destacaba como un gran administrador y generador de riqueza.
Un hecho de esto se muestra cuando los españoles deciden expulsar a los judíos de su territorio, el Papa los acepta en sus territorios pero pagando un impuesto.
Otra de sus grandes capacidades era la de ser un diplomático muy hábil, descollando entre las guerras que sostenían franceses y españoles, haciendo que mientras ellos luchaban entre ellos y el Papa mantenía comunicación con ambos, Alejandro VI acrecentaba su poder mientras estos bandos se debilitaban.
Los hechos positivos de su gobierno, parecen sin embargo, oscurecerse por sus malas acciones, cargadas de arrogancia y ruindad.
Se dice que en su papado la iglesia perdería gran parte del respeto que le quedaba, además de dar muestras de ser un hombre dado a los placeres mundanos más bajos, sin importar ser el Vicario de Dios, como se proclamaban los Papas.
La corrupción de los Borjas también sería evidente con la ascendencia que tuvieron sus hijos, siendo Cesar y Lucrecia Borja los más beneficiados por su padre. Fueron ellos hijos del papa con su amante favorita, Vanozza Catanei.
La muerte del Papa Alejandro VI, sucedería luego de un banquete en que estaban él y su hijo, junto a otros comensales que se cree, estaban allí para ser envenenados con la comida, una práctica que ya habían utilizado en el pasado.
El 18 de agosto de 1503, Alejandro VI pasaría a la historia como uno de los Papas más corruptos y despiadados, a pesar de haber sido también, un mecenas del arte y la ciencia renacentista, un cuadro típico de aquella época de interesante convulsión.