Live Science ha informado que una nueva tumba ha sido desenterrada en la necrópolis de Abydos, que resulta una fuente inagotable de patrimonio del Antiguo Egipto. Data de 3.300 años de antigüedad y se componía en su origen de una entrada en forma de pirámide de unos 7 metros de alto (23 pies).
Además, como todas estas clases de enterramientos, contiene un intrincado sistema de pasadizos y laberintos excavados en el subsuelo. Se sabe que fue saqueada al menos dos veces en el pasado, pero se conserva en una de las cámaras un sarcófago de arenisca pintada de rojo de un escriba llamado ‘Horemheb’. También aparecieron figurillas ‘shabti’ o ‘ushebti‘ (pequeñas esculturas que según creencia religiosa egipcia trabajarían como sirvientes para el difunto en la otra vida) para un hombre llamado ‘Ramesu’ en otra de las cámaras.
También se han recuperado restos humanos en forma de esqueletos desarticulados: de tres o cuatro hombres, de diez a doce mujeres y al menos dos infantes. El profesor Kevin Cahail de la Universidad de Pennsylvania pretende realizar un análisis de radiocarbono para determinar si las mujeres fueron las esposas de los hombres que se mencionan en las inscripciones, si los cuerpos pertenecen a diferentes generaciones de la misma familia o, incluso, si la tumba se reutilizó varias veces sin el permiso de los propietarios originales.
Se ha encontrado así mismo un amuleto en forma de corazón roto tallado en jaspe rojo y verde, que de acuerdo con Cahail, es un «tipo inusual de amuleto» y «posiblemente se encontraba sobre el pecho de alguno de los difuntos y probablemente habría habido algunos otros collares, objetos de oro, y cosas así».