Los antropólogos de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz y genetistas de la Universidad College de Londres, junto con la colaboración de arqueólogos de Berlín y Kiev, han desarrollado una profunda investigación acerca de los factores que han influido en el genoma humano desde la última Edad de Hielo. Sus análisis del ADN en antiguos esqueletos han permitido que constaten que la selección natural ha tenido un significativo efecto sobre el genoma humano, incluso en los últimos 5.000 años, lo que resulta en cambios sostenidos en la apariencia de las personas.
Los genetistas de poblaciones han sido capaces de detectar los ecos de la selección natural en el genoma de los seres humanos vivos desde hace varios años, sin embargo, esas técnica no son del todo precisas en cuanto al cuándo tuvo lugar la selección natural.
Los investigadores de Mainz y Londres decidieron entonces tomar un nuevo camino y analizar el ADN de esqueletos arqueológicos para luego comparar los resultados prehistóricos con los europeos contemporáneos utilizando simulaciones por ordenador. Cuando los cambios no se pueden explicar a través del azar de la herencia los investigadores fueron capaces de inferior que la selección positiva fue fundamental, esto es, que la frecuencia de una determinada mutación aumentó considerablemente en una población dada.
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Sandra Wilde, del Grupo de Paleogenética del Instituto de Antropología JGU, observó grandes diferencias en los genes asociados con el pelo, la piel y la pigmentación del ojo. “Los europeos prehistóricos que estudiamos hoy habrían sido consistentemente más oscuros de piel que sus descendientes. Esto es particularmente interesante como el fenotipo más oscuro parece haber sido el preferido por evolución a lo largo de cientos de miles de años. Todos nuestros antepasados primitivos fueron más oscuramente pigmentados. Sin embargo, las cosas deben haber cambiado en los últimos 50.000 años, cuando los seres humanos comenzaron a emigrar a latitudes septentrionales”, dijo Wilde, primera autora del artículo.
Los autores ven varias explicaciones posibles, entre ellas y para muchos la más obvia es el resultado del pigmento oscuro se debe a la adaptación a la reducción del nivel de luz solar en las latitudes del norte. «La mayoría de los pueblos del mundo obtienen la mayor parte de su vitamina D en su piel como resultado de la exposición UV. Pero en las latitudes del norte y con la piel oscura, esto habría sido menos eficiente. Si las personas no están recibiendo la cantidad de vitamina D en su dieta, tener la piel más clara puede haber sido la mejor opción«, opina el profesor Mark Thomas del UCL.
No obstante esta explicación se vuelve menos convincente a la hora de referirse al cabello y el color de ojos. Wilde sostiene que “En lugar de ellos, puede ser que el pelo y el color de ojos funcionaran como una señal que indicara pertenencia al grupo, que a su vez juega un papel en la selección de pareja. La selección sexual es común en animales y también puede haber sido una de las fuerzas impulsoras de la evolución humana en los último milenios”.
Pero los investigadores esperaban encontrar que los cambios en el genoma humano habían sido el resultado de la dinámica de población, como la migración y así lo dijo el profesor Joachim Burger. “Esperábamos que los cambios genéticos debido a la selección natural fueran la excepción y no la regla. Al mismo tiempo, no puede negarse que la persistencia de la lactasa, es decir, la capacidad de digerir el azúcar principal de la leche en la edad adulta, y los genes de pigmentación han sido favorecidos por la selección natural en un grado sorprendente en los últimos 10.000 años más o menos«, añade.
«Pero hay que tener en cuenta que nuestros resultados no necesariamente significan que todo lo seleccionado en el pasado sigue siendo beneficioso en la actualidad. Las características dictadas como resultado de la selección sexual pueden explicarse más a menudo como el resultado de la preferencia por parte de los individuos o grupos en lugar de la adaptación al medio ambiente«, sentenció.
