Antoine Balzeau, del Museo de l’Homme, y Philippe Charlier, de la universidad de Versalles-San Quintín, hicieron un estudio mediante una técnica llamada microtomografía sobre el cráneo del espécimen mejor conservado de la especie Homo floresiensis.
¿Quiénes eran los Homo floresiensis? Se trata de unos diminutos homínidos que vivieron hace miles de años en la isla de Flores, en Indonesia, quienes no pertenecían a la especie de los Homo Sapiens, sino que contaban con más similitudes con el Homo erectus.
Su investigación fue recientemente publicada en The Journal of Human Evolution y los resultados demuestran que el cráneo no tiene rastro de ninguna patología conocida que se haya dado en el Homo Sapiens, lo que permite excluir este fósil de nuestra especie.
Estos homínidos son conocidos popularmente como “hobbits” y medían aproximadamente un metro. Contaban con un cerebro del tamaño de un chimpancé y durante su vida fabricaron herramientas, utilizaban el fuego y también cazaban.
Muchos investigadores que los han estudiado durante mucho tiempo creen que esta especie fue el resultado de la adaptación a un entorno aislado como posibles antepasados del Homo erectus o Australopithecus.
En cambio, otros investigadores aseguran que se trataría de un Homo sapiens enfermo, aquejado de alguna clase de microcefalia o también que pudo llegar a sufrir síndrome de Dowm entre muchas otras posibilidades, lo que explicaría el tamaño de su cráneo.
El ejemplar con el que se ha investigado, es el mejor conservado y el que se está utilizando para definir a la especie como de Homo floresiensis.
En los estudios realizados por microtomografía se ha resuelto que tenía varios problemas en lo relacionado con la condición del cráneo. Si se realiza un enfoque médico, este cráneo cuenta con muchas características internas que entran dentro de la variación normal de los homínidos como por ejemplo la ausencia de neumatización frontal.
Lo que también se ha determinado es que en vida sufrió de hiperostosis frontal interna. Asimismo otros datos revelan que tiene muchas similitudes con el Homo erectus, como la distribución del hueso, la configuración de la estructura craneal y la estructura interna, lo que revela que son formaciones bastante primitivas.
Por ello se ha concluido que no existe una base estable para decir que el Homo floresiensis tuviera parentesco con el Homo sapiens, aunque datos como pueden ser el grosor del hueso que tiene en el cráneo no permiten aclarar la definición de esta especie.