Un estudio elaborado por los doctores Donna Yates y Neil Brodie, cuestiona que el comercio ilícito de antigüedades sea uno de los principales del mundo, afirmando que estas políticas obstaculizan una verdadera política para combatir el tráfico de objetos históricos.
Una de las críticas principales de los doctores es que, la afirmación de que este comercio ilícito se encuentre entre los tres más importantes del mundo, viene no de una profunda investigación científica, sino de la retórica de un artículo de la década de los 70 del siglo pasado.
La nota aludida se publicó en 1974, afirmándose que el tráfico de obras de arte solo se superaba por el comercio de narcóticos; a partir de allí, en la década de los ochenta proliferó este discurso, ya que se repitió esa afirmación pero sin someterla a un análisis.
Otro señalamiento de los doctores es la que determina el valor de los objetos de arte, en su estudio ambos autores demuestran cómo los precios del mundo del arte suelen ser subjetivos, por lo que las cifras de ganancias pueden ser muy elevadas.
Sin embargo, la crítica de los autores es que los objetos artísticos o históricos adquieren su valor dependiendo, no de su importancia histórica o aportación al conocimiento, sino de su precio o valor económico.