Una expedición al mejor estilo Indiana Jones ha sido formada en Alemania para recuperar las obras de arte perdidas valoradas en 500 millones de libras que fueron saqueadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Obras de Monet, Manet, Cezanne y de otros artistas, así como esculturas, alfombras y tapices se cree que están enterradas en una vieja mina de plata en la frontera checo-alemana, a 90 minutos conduciendo desde la ciudad de Dresde.

Las pinturas forman el grueso de la colección de Hatvany, propiedad del barón Ferenc Hatvany, líder industrial judío-húngaro y mecenas del arte.
Algunas de sus pinturas todavía cuelgan en las paredes de los museos hoy en día, pero su propiedad está en disputa con sus herederos. Fueron acarreadas desde bancos de Budapest por los soldados del Ejército Rojo cuando la ciudad cayó en poder de los soviéticos en 1945.
La mayor parte de la colección de Hatvany, entre 250 y 500 piezas, fue sustraída bajo las órdenes del organizador del Holocausto Adolf Eichmann, que se encontraba en Hungría en 1944 e instauró la política de arresto de judíos para después liberarlos a cambio de propiedades. También envió a unos 400.000 de ellos a Auschwitz, donde fueron gaseados nada más llegar.
El historiador vienés Burkhart List, de 62 años, dice que ha adquirido los documentos de los viejos archivos de la Wehrmacht que informan sobre un envío masivo de la colección de Hatvany a dos galerías subterráneas, que se encontrarían a 6.000 o 4.500 pies de profundidad en las Montañas Erzgebirge.
Con el permiso del alcalde de la cercana Deutschkatherinenberg, Hans-Peter Haustein, se desplegó un generador de neutrones dentro de la montaña para probar las cámaras secretas. El artefacto reveló que a 180 pies bajo el suelo, hay trabajos no detallados en mapas y que parecen ser obra del hombre, no naturales.
List dice: “En el invierno de 1944-1945 los registros indican que un transporte misterioso llegó desde Budapest y que se codificó como alto secreto. Una de las fotos cedidas por los archivos era de Sonnenhaus, un gran edificio que se encuentra frente a la mina Fortuna donde creo que se encuentra el arte. Muestra un gran contingente de las SS. No había sentido militar o lógico para estar aquí en una misión secreta, a menos que descubrieran que dentro de las cámaras el clima era ideal para almacenar arte”.
Hasta ahora, las exploraciones han arrojado sólo una ametralladora Schmeisser, una máscara de gas nazi, detonadores de explosivos plásticos y una clave de seguridad.
El alcalde Haustein, que es también un miembro del Parlamento por el partido liberal FDP en Berlín, dice: “La cuestión no es lo que encontremos, sino cuándo. He visto evidencias y he escuchado testimonios de testigos oculares durante años sobre la presencia de las SS en el pueblo. Ese material está aquí”.
El Sonnenhaus ya está atrayendo visitantes que acuden por la apertura de la montaña en mayo para tratar de abrir las cámaras secretas a las que sólo se accede por el momento por radar.