Un grupo de diferentes restauradores han informado acerca de su progreso de restaurar la barba de la máscara de Tutankamón después de que ésta fuese rota por un trabajador de manera completamente accidental hace ya algunos meses.
Todo se remonta al mes de agosto de 2014, cuando durante un trabajo de iluminación de esta reliquia, accidentalmente le rompió la barba y la unió a toda prisa con resina epoxi. Finalmente, cuando este suceso salió a la luz, el ministerio de Antigüedades convocó una conferencia de prensa en donde Eckman afirmó que tanto él como un equipo egipcio especialista podían restaurarlo y así evitar daños permanentes en la máscara.
Un equipo internacional compuesto por expertos alemanes y egipcios mostró la máscara en el Museo Egipcio, donde detallaron el fallo que se tuvo al pegar rápidamente la máscara con la barba con resina epoxi, algo que llevará cierto tiempo reparar.
Christian Eckmann, especialista en restauración, aseguró que las obras de restauración llevarán entre uno y dos meses, afirmando que: “Tenemos algunas dudas actualmente y debemos estudiar bien la situación dado que no sabemos lo profundo que la resina se adentró en la barba y por ello no sabemos cuánto tiempo va a ser necesario para quitar la barba”.
Así lo declaró durante una conferencia de prensa dada en conjunto con el ministro de Antigüedades de Egipto, Mamdouh-el-Damaty y Tarek Tawfik, director general del Gran Museo Egipcio, aún en construcción próximo s las pirámides.
Asimismo también dijo que durante los trabajos de restauración realizarán un estudio detallado de las diferentes técnicas y materiales usados en la creación de esta máscara, lo que proporcionará nueva información acerca de cómo fue hecha.
Afirmó que tratarán por todos los medios de hacer todo el trabajo por medios mecánico, adelantando que utilizarán palos de madera que funcionan muy bien y de momento no hay ninguna estrategia más que calentar la resina e ir retirándola poco a poco dado que, por desgracia, la resina epoxi no es soluble.
La máscara faraónica cuenta con 3.300 años de antigüedad y fue descubierta en su tumba junto a muchos otros artefactos en el año 1922 por Howard Carter, momento en el que se destapó el gran interés de todo el mundo por la arqueología egipcia.
Es, sin lugar a dudas, una de las piezas más famosas del museo y por ello es indispensable que sea restaurada y vuelva a ser expuesta en el museo, algo que lleva haciéndose desde hace décadas.