Un individuo cercano al metro ochenta, adulto y con una edad que se aproxima a los dos millones de años ha sido encontrado por el Instituto de Evoluciones en África (IDEA) en la que es conocida como la cuna de la humanidad, la Garganta de Olduvai, en Tanzania.
Se trataba de un Homo Ergaster, cuyos restos con principios de artrosis en una mano y sus piezas dentales desgastadas han demostrado que era de edad adulta.
El proyecto es llevado a cabo por un equipo de científicos españoles (sin financiación pública) en una campaña que ya ha organizado 7 excavaciones a lo largo del año. Los restos se encontraron por casualidad y gracias a los geólogos que se encontraban realizando sus trabajos en la zona.
Tanto encima del metacarpo de la mano como de la muela, se encontraron restos de cenizas de procedencia volcánica de 1.8 millones de años, de esto se deduce que, los restos cuentan con 1.9 millones de años, explicaba el arqueólogo Manuel Domínguez-Rodrigo junto con su compañero de dirección del proyecto y director del Museo Arqueológico de Madrid Enrique Baquedano.
También se encontraron herramientas de piedra, restos de animales y una fuente natural a unos 100 metros del lugar.
La dimensión de los hallazgos aumenta al ver la interpretación que los científicos dan a los mismos, ya que se demuestra que al mismo tiempo convivían especies de Homo más grandes y más pequeñas, además de ser el erectus capaz de cazar animales que pesaban toneladas, algo que hasta el momento se le atribuía al Homo habilis.
De igual manera se le atribuían herramientas al primero que parecen ser del segundo.
En ésta línea se desprende que resultaría fácil deducir que sólo uno de los dos se comportaba complejamente pese a su coexistencia durante más de 500.000 años. Otro gran descubrimiento en la zona ha sido el de partes de un esqueleto de Parantrophus boisei que cuenta con 1.300.000 años de edad con unas extremidades inferiores cuyo volumen era un 20% mayor al de un neandertal, algo desconocido hasta el momento.
Esto prueba que el que fuese bautizado como “cascanueces”, se desenvolvía a través de los árboles, aunque también tocaba el piso, lo cual le ayudó a sobrevivir más de 1.500.000 años.
También se halló un cráneo de un recién nacido de más de un millón de años, probablemente también de Homo ergaster, aunque está por analizar y confirmar.