Una excavación de hace veinte años en una tumba del desierto de Tarim, encontró la tumba de una mujer que poseía en su cuerpo una sustancia blanca colocada a manera de joya, que los investigadores actuales han concluido se trata de queso y ha sido catalogado como el más antiguo encontrado hasta ahora.
El queso había sido colocado en el cuello de la mujer, lo que indica que este alimento era muy importante para ella.
Cuando la tumba se vio por primera vez, varios arqueólogos pensaron que podía tratarse de un producto lácteo, sin embargo se tuvo que esperar hasta 2024 para obtener una confirmación de dichas sospechas.

La investigación descubrió que se trataba de dos tipos de quesos, uno de ellos era leche de cabra, mientras que el otro estaba hecho con leche de vaca.
Encontraron en el queso restos de kéfir, que de igual forma arrojaron dos orígenes distintos, a saber, algunas provenían de Asia y regiones cercanas, mientras que otros fragmentos de kéfir era originarios del Cáucaso.