El estudio del origen de la humanidad muestra como, desde el primer período en que comienza la etapa de civilización en nuestra historia, la religión había servido al gobierno y viceversa para regir los destinos de aquella sociedad que no veía una separación real entre la idea del mito teológico, la representación terrenal del orden celeste en sus reyes, además del papel de los dioses en casi todas las decisiones humanas de aquellos monarcas.
En todos los períodos de la historia ha habido regímenes religiosos, incluso en la actualidad, donde una clase o casta de hombres no solo son partícipes del poder político, económico, ejerciendo el control social; sino que a su vez, resguardan para sí un gran cúmulo de conocimientos tal como sucedería en la antigua Sumeria.
La visión del mundo en los sumerios: el orden terrenal es igual que el orden celeste
La visión del mundo en los sumerios, era una visión que se relacionaba mucho con las idea de los dioses, siendo los dioses masculinos, patriarcas y celestes, los más importantes de su panteón de divinidades.
En este sentido, los sumerios también creían en la creación del universo luego del vacío, creándose los dioses quienes guiaban a la humanidad, y eran los encargados de equilibrar las fuerzas volátiles del universo, para que en él, pueda darse la vida como la conocemos.
Los dioses tenían diferentes papeles, como la justicia, la guerra, el conocimiento, etc., a través de esas facultades, podían equilibrar estas fuerzas, utilizando esta idea mitológica la casta sacerdotal, para justificar con un legado divino, el gobierno de los reyes sacerdotales sumerios.
Los reyes y sus ministros representaban a los dioses, en su misión de equilibrar las acciones de los pobladores, por lo que, levantarse contra los reyes, no solo era un acto de rebelión a un gobierno, sino a los dioses, convirtiéndose en algo impensable.
La religión y el mito moldean la manera de pensar sumeria
El mito se utilizaba para legitimar la procedencia de los reyes, quienes mostraban su abolengo unificándolo en ocasiones con los dioses; de igual forma, el mito estaba presente en la confrontación entre ciudades, pues era la confrontación entre dioses; la creación de monumentos, edificios y ciudades, debido a que eran los dioses quienes decidían la manera y lugar de hacerlo, etc.
El mito infringe miedo a los dioses, quienes tenían el poder de castigar, trayendo desastres en la naturaleza cambiante de la geografía mesopotámica, además de muerte, saqueos, guerra y destrucción.
En la mente de los sumerios los dioses juegan un papel preponderante, siendo los arquitectos de la creación, e incluso, en gran medida, sus propias vidas.
El rey es el emisario de los dioses en Sumeria
En este orden de ideas, era habitual y necesario que la elección de un rey fuese el resultado de una deliberación de los dioses, quienes daban el beneplácito al escogido, debiendo ser reconocido como el monarca por toda la población.
Un rey en Sumeria hacía de emisario de los dioses. El rey podía comunicarse con ellos a través de ciertos rituales, o mediante sueños, donde el rey era aleccionado de cada una de las acciones que debía hacer, principalmente, el diseño de edificios, ciudades, templos, creación de leyes, conocimientos, entre otras manifestaciones.
Los dioses y la fundación de ciudades sumerias
Cada una de las ciudades era el aposento de un dios, por lo que cada una, podía entrar en guerra con otras debido a una confrontación de fuerzas divinas superiores; o esto se puede ver a través de la obra del mito.
Al ser un lugar tan importante para estos seres divinos, la creación, fundación y mantenimiento de una ciudad, era una tarea de gran envergadura, en la que los dioses enseñaban a los reyes las pautas principales, de cómo debían hacerse las cosas; siendo los reyes solo sus artífices.
Así queda atestiguado en la creación de la mayoría de ciudades sumerias, que por lo general, muestran su fundación de manera mitológica, contando la historia de cómo el rey fundador, llegó a la construcción de aquella ciudad.
Los dioses y las guerras entre ciudades
La mitología es abundante en como las diferentes ciudades estado sumerias entran en conflicto entre sí, debido a que son los medios utilizados para enfrentarse, por los dioses celestes que han entrado en guerra.
Al tenerse la idea de que un dios habitaba un templo, regentaba una ciudad, y que un héroe, un guerrero, en realidad, era el brazo ejecutor de su propio dios.
Era común que en aquellos días, los templos y las ciudades fueran arrasadas, tal como sucedió en diferentes ocasiones, en las guerras entre Lagash y Umma, además de otros conflictos.
Las ciudades de Umma, Lagash, Girsu, Nippur, Kish, entre otras, fueron arrasadas en algún momento de su historia por algún rey invasor, siempre apoyándose de alguna u otra manera, en esta creencia, donde la destrucción de la ciudad era también, la victoria de un dios sobre otro.
El papel del templo en las ciudades sumerias
Cuando las primeras ciudades sumerias aparecen en los albores de la historia, el núcleo de aquellos primeros sitios urbanos, era sin lugar a dudas el templo.
Los principales edificios estaban ubicados a su alrededor, donde por lo general, acostumbraba a vivir la élite, la casta sacerdotal, la familia real, junto a los personajes más influyentes de aquel reino.
El templo de igual manera, el sitio donde se resguardaban las tablillas sumerias y los principales documentos escritos, tal como se ha evidenciado en innumerables excavaciones arqueológicas, donde los templos de las antiguas ciudades, fueron una de las principales fuentes de tablillas cuneiformes.
Al interior de cada uno de estos templos, los sacerdotes podían comunicarse con los dioses, quienes tomaban vida a través de las estatuas del altar, pudiendo emitir mensajes a los sacerdotes, quienes podían transcribirlos dependiendo de su importancia.
Fin del período sumerio y continuidad de la idea religiosa
Cuando Sargón I de Akkad, se hizo con el control de todos los reinos de Lugalzagesi de Umma, el idioma acadio sería la religión oficial, incluyendo otras medidas que impondrían una inevitable asimilación, entre las culturas semíticas de Akkad y los antiguos sumerios.
A pesar de que la cultura acadia se imponía en todos los aspectos, en el campo de la religión, la primacía continuaba y continuaría siendo de los sumerios, quienes mantendrían teniendo su panteón por encima del de los acadios, dándole forma a los dioses asirio babilónico posteriores.
