Aunque las pirámides más famosas son las de Giza, en el norte de África encontramos otros conjuntos que pueden llegar a ser sorprendentes, como los que se encuentran en Sudán, en la frontera sur de Egipto, las pirámides de Meroe, unas de las más llamativas y misteriosas que hay en el mundo.
Gracias a su gran peso histórico, la UNESCO la catalogó como Patrimonio de la Humanidad, pero a pesar de ello se trata de un sitio que apenas visitan los turistas y de las que no se tiene mucha información, a pesar de que tras haber pasado muchísimos siglos, siguen en pie, legado del gran Reino de Kush, considerada como una de las civilizaciones más antiguas y poderosas que poblaron la región del Nilo.
Características de la ciudad de Meroe
Esta ciudad era una de las más importantes de todo el reino de Kush y según diferentes estudios, su construcción comenzó en el siglo IX a.C, ciudad que fue creciendo poco a poco en todos los sentidos hasta que en el año 300 a.C. se convirtió en la capital del reino hasta que fue destruida en el año 350 a.C., momento en el que fue conquistada por el reino de Aksum.
Una de las prácticas que compartían los kushitas con los egipcios era la construcción de pirámides, aunque las que construyeron en Kush eran bastante diferentes a las de sus vecinos del norte. Aquí se construyeron con grandes bloques de arenisca y con una inclinación mucho más pronunciada así como de un tamaño inferior.
Quizá estas características son las causantes de que se construyesen tantas, más que las que supuestamente hicieron sus vecinos del norte. Según los arqueólogos ya se han descubierto más de 200 pirámides en Meroe, lo que deja constancia que no eran construcciones únicamente para reyes y reinas sino también para lo más granado de la élite de las diferentes provincias del reino de Kush.
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También compartían la creencia de una vida después de la muerte y enterraban a sus muertos en las pirámides, acompañados de sus bienes materiales, lo que ha hecho que durante el paso del tiempo se hayan expoliado en un alto porcentaje, acabando con información muy importante para conocer más sobre esta civilización.
A pesar de ello se encontraron diferentes objetos bastante sorprendentes como una jarra de vino, pero no una normal y corriente sino que su origen era de Atenas, lo que demuestra que los kushitas no se limitaban únicamente a estar en su reino sino que mantenían contacto con diferentes civilizaciones de la cuenca del Mediterráneo.
A pesar de este importante descubrimiento, apenas se reciben unos 10 turistas al día, pero se ha convertido en un destino muy atractivo para los amantes de la aventura.