Nueve de cada diez fachadas del madrileño Barrio de las Letras conservan sus zócalos originales, una cifra que confirma la tendencia de los cascos históricos de las ciudades de preservar y ahora mostrar su aspecto original, según una investigación dirigida por el Instituto de Geociencias (IGEO), un centro mixto del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
“En los últimos años la gentrificación, las ordenanzas municipales y la moda de mostrar los materiales originales han propiciado que piedras y ladrillos históricos salgan a la luz”, explica David Martín Freire- Lista, investigador del IGEO y autor principal de este trabajo, publicado en la revista Geoheritage.
Cada vez más locales comerciales recuperan sus piedras de construcción tradicional. Los zócalos de granito y los muros de ladillo que tantas décadas han permanecido ocultos, salen a la luz en galerías de arte, restaurantes y hasta locales de copas.
“Son un símbolo de la capital y reclamo para el turismo. Su recuperación otorga a los edificios un valor añadido y, en muchos casos, las fachadas tradicionales forman parte del éxito del local”, añade Freire-Lista.
Vuelta a la piedra tradicional en el Barrio de las Letras
El granito ha sido el material más utilizado en los zócalos madrileños. Esta piedra gris provenía de la Sierra de Guadarrama y era llamada tradicionalmente piedra berroqueña o piedra cárdena por su similitud al color de los toros del mismo nombre.
Este estudio se centra en uno de los barrios con más encanto de Madrid, por el que discurren calles emblemáticas como Cervantes, Lope de Vega, Moratín, Huertas o Jesús. En concreto, el 93% de los edificios conserva sus zócalos originales. De ese porcentaje, el 89% mantiene en alguna parte sillares de la piedra berroqueña, aunque en el 17,8% estén tapados completamente.
Las calles más transitadas y con más actividad comercial cuentan con el mayor porcentaje de zócalos revestidos con materiales no tradicionales, que normalmente no se ajustan a las características de los granitos de la Sierra madrileña.
“Esto se debe al frecuente cambio de uso de los locales y consecuentes reformas de sus fachadas, además al desconocimiento por parte de propietarios y arrendadores de la importancia de las piedras históricas”, indica el investigador del IGEO.
En el Año Europeo del Patrimonio Cultural y para que las ciudades continúen gozando de sus espléndidos cascos históricos, defiende Freire-Lista, es necesaria la utilización de los mismos materiales de construcción utilizados originalmente.
Vía Agencia Sinc