Una nueva tecnología prueba que se suministraban dosis de mercurio a los enfermos. Esto sucedió a un niño entre 10 y 13 años enterrado en la ciudad medieval de Ribe, en Dinamarca hace 800 años. Su muerte fue agonizante debido a las dosis de mercurio suministradas con el fin de curar la enfermedad.
Según una nueva tecnología desarrollada por el químico Kaare Lund Rasmussen, de la Universidad del Sur de Dinamarca, se pueden obtener detalles sobre los momentos previos a la muerte de una persona. El mercurio despierta el interés de los arqueólogos, ya que muchas culturas de todo el mundo estaban en contacto con esta sustancia.
“No se puede saber la enfermedad que el niño padecía, pero sí se puede asegurar que recibió grandes dosis de mercurio un par de meses y de días antes de morir” afirma Kaare Lund, quien justificó la actitud de los padres con el fin de intentar curar al niño pensando que el mercurio contenía la medicina necesaria para lograrlo.
El experto añade que los restos analizados no provienen de los huesos del individuo, sino de la tierra de su tumba, así que se trata de componentes inorgánicos que entraron en contacto con el cuerpo hallado y que no fueron transformados por el agua natural porque no son solubles, así que han permanecido inmóviles en el yacimiento. Por ello, si un órgano del cuerpo contenía dosis de mercurio, aunque éste órgano se haya desvanecido con el paso del tiempo, el mercurio aún permanece en el terreno, el cual contiene valioso material informativo para los investigadores.
El mercurio se ha empleado en todo el mundo con diversas aplicaciones. Por ejemplo destacamos su uso como pigmento que iluminaba los manuscritos, o como ingrediente para la medicina. Así que, aunque el mercurio no es común en ciertas regiones, los arqueólogos esperan encontrar restos de este material.
También el tipo de órgano expuesto al mercurio indica la hora aproximada a la que este compuesto fue suministrado. Así, mientras que los huesos sólo pueden aportar información de dicha exposición en cuestión de años antes de la muerte, órganos como los pulmones ofrecen información más precisa y revelan la exposición en solo unos meses antes de la muerte.
A pesar de la alta toxicidad del mercurio, el cual causó muchas muertes por envenenamiento, su uso era frecuente a principios del siglo XX como medicina.