Hace unos 12.000 años, el ser humano comenzó a desarrollar la agricultura y a vivir en asentamientos con más individuos. Asimismo, comenzaron a enterrar a sus muertos y por esa razón, los esqueletos más jóvenes son los más frecuentes en cuanto a la arqueología y hace que los restos humanos anteriores a esa fecha sean menos frecuentes.
Siguiendo esa regla de tres, cuando se encuentran restos anteriores a esa fecha son todo un hallazgo que pueden revelar muchos datos sobre nuestro pasado. Recientemente en Kenia se ha encontrado un cráneo que revela que los primitivos ancestros que vivieron en África contaban con una gran diversidad.
Según los estudios realizados sobre el cráneo para saber su datación, se estima que éste puede tener unos 22.000 años de antigüedad y el cráneo no pertenece a ninguna nueva especie sino que su anatomía es la de un humano moderno, aunque es bastante diferente a los restos que se han encontrado en la misma época y en otros rincones del mundo como África y Europa.
El autor del estudio fue Christian Tryon, un reputado arqueólogo del Museo Peabody de Cambridge, perteneciente a la Universidad de Harvard, aseguró que este hallazgo muestra la gran diversidad que se ha perdido desde aquellos años y puede que se trate de un linaje que esté completamente extinto, lo que hace incluso más especial este hallazgo.
Tryon y el resto del equipo decidieron examinar otros restos que se encuentran en el Museo Nacional de Kenia, en Nairobi, donde se encuentran cráneos humanos de varios periodos de la historia, donde se encuentran también humanos modernos. Se encontró que el citado cráneo pertenecía a un Homo sapiens pero con unas dimensiones completamente diferentes a los encontrados en Europa o África pertenecientes a la misma época.
Este cráneo cuenta con un nivel de grosor completamente anormal, posiblemente debido a alguna clase de daño, una infancia proactiva o un fuerte estrés nutricional. Tras la datación mediante isótopos radiactivos de carbono 14 y estimarse que eran 22.000 años los que tenía aproximadamente y que esta persona podría haber vivido durante la última Edad de Hielo.
Se afirma que los africanos modernos cuentan con una mayor diversidad genética que en cualquier otro lugar del mundo y este descubrimiento demuestra que el continente negro albergó en determinado momento de la historia a una gran variedad humana más grande de lo que se pensaba en un principio.