Gracias a un nuevo estudio genético, se ha logrado corroborar que la influencia escandinava en las islas británicas es anterior a lo que se había pensado anteriormente, ya que este estudio logró determinar que un individuo enterrado en York era de origen escandinavo.
El estudio publicado por Leo Speidel en la revista Nature, utilizó un método distinto de análisis genético que en lugar de enfocarse en las diferencias genéticas, centró su interés en las mutaciones genómicas, lo que ofrece una mayor exhaustividad en el resultado.
Gracias a ese procedimiento encontraron en York la tumba de un hombre escandinavo del siglo I al IV a.C., que probablemente fue un militar esclavizado por los romanos o un gladiador.
Se pensaba que la influencia de los escandinavos en las islas británicas se remontaba al menos al siglo V a.C.. No obstante, con este nuevo hallazgo se cuestiona el alcance de esta cultura en las islas británicas antes de esa era.