Una de las obras más críticas de la Ilustración es “El espíritu de las leyes”, en francés “De l’esprit des lois”. Fue redactada por Montesquieu y publicada en 1748. En ella, el autor francés estudia las relaciones de las leyes políticas con la constitución de los estados, las costumbres, la religión, el comercio, el clima y los tipos de suelo de cada nación. Fue un libro que tuvo 22 ediciones en tan solo dos años y suscitó violentas críticas, tanto por parte de los jesuitas, como por parte de los jansenistas. La Sorbona lo prohibió y la Iglesia Católica lo incluyó en el Índice de Libros Prohibidos.
Montesquieu recibió grandes influencias de sus viajes por Europa, en especial el que realizó a Gran Bretaña, y lo plasmó en su obra, donde recreó el modelo político anglosajón de la separación de poderes y la monarquía constitucional. El escritor francés lo consideraba como el mejor sistema para luchar contra el despotismo ilustrado.
“El espíritu de las leyes” habla de los conceptos de poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial pero, sobre todo, de la relación de los tres. Montesquieu rechaza las teorías absolutistas en las que una persona debería concentrarlos todos en su figura y apuesta por un “equilibrio de poderes”. Este se debería producir de manera muy sencilla, donde cada uno de los poderes controle al otro y todos se controlen entre sí.
Según los historiadores, Montesquieu tenía delante de él (en Gran Bretaña) una división de poderes que él consideraba perfecta. El rey sería el poder ejecutivo; los nobles, mediante la Cámara de los Lores, el legislativo y judicial; y la gente representaría el legislativo con la Cámara de los Comunes.
La teoría del equilibrio que presenta en su obra, también la recogen otros autores ilustrados, como por ejemplo Isaac Newton. De la misma forma en que Montesquieu sugiere que haya un rey que esté controlado por unos poderes intermedios, formados por la nobleza, el clero y los parlamentos, Newton plantea teorías sobre cómo ciertos elementos se atraen pero no pierden su identidad, lo que permite un equilibrio perfecto. Vendría a ser el mismo concepto pero, en lugar de aplicarse a la ciencia, aplicado a la vida política.
En definitiva, “El espíritu de las leyes” es una obra que une todo aquello que la Ilustración representa y, al mismo tiempo, combate el despotismo y el absolutismo. Fue la base que más adelante aplicaría la Revolución Francesa en 1789 y todas las constituciones de mentalidad liberal. Incluso hoy en día, la inmensa mayoría de las cartas magnas democráticas hablan de la separación de poderes que proponía Montesquieu en su obra.
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