Durante las excavaciones del puerto de Tarragona se han encontrado recipientes de bronce (sítulas o acetres) que provienen de la época romana. Los recipientes proceden de una fuente monumental con el nombre de Los Leones y del derrumbe de una domus suburbana.
Las excavaciones se han realizado mientras se llevaba a cabo el Plan Especial de Reforma Interior-2 (PERI-2) (Jaume i-Tabacalera), que ha afectado a una gran parte de la zona portuaria de Tarraco.
Se han encontrado dos sítulas procedente del depósito arqueológico Los Leones y cinco sítulas y una patera procedentes del derrumbe de la domus suburbana. Parte de las sítulas de este segundo depósito son de pequeñas dimensiones, lo que hace pensar que fueron utilizados para otras tareas distintas aparte de la contención de líquidos, como por ejemplo, la exposición al fuego. Gran parte muestran síntomas de deterioro y pruebas de varias reparaciones, probablemente debidas a un largo periodo e intensivas de su utilización.
Los Leones recibieron tal nombre debido a que se produjo una acumulación de los niveles de sedimentación que rellenaron el interior de un lugar con fachada decorada de surtidores en forma de león yaciente.
Con el colapso de la cubierta a finales del siglo III, se convirtió en un estanque con la parte superior al descubierto, donde el agua se recogía desde arriba con la ayuda de ánforas y recipientes atados a cuerdas. El agua que permanecía en la oquedad era de nivel variable dependiendo de la cantidad que aportaba el manantial natural o de la progresiva colmatación con sedimentos que se situaban en el fondo de la fuente. Los recipientes encontrados se desprendieron de la cuerda cayendo al fondo a finales de los siglos III y V.
Por otro lado, la fase de destrucción de la domus suburbana se sitúa a finales del siglo III y se ha relacionado con la invasión barbará que afecto durante este mismo siglo a Tarraco. Las conclusiones se basan en los escritos que nos han dejado historiadores romanos, por medio de los cuales cuentan como los bárbaros saquearon la ciudad, perjudicando al suburbio portuario y utilizando los barcos para dirigirse una parte de ellos al norte de África mientras que otros permanecieron en la ciudad durante doce años.