Alberto Durero fue de los más importantes pintores del renacimiento alemán, además de ser una figura básica para lograr comprender la historia del arte del siglo XV, siendo de gran influencia en todo el mundo, incluso hoy día. Además de ello, también realizó dibujos, grabados, e incluso, escribió sobre teoría del arte.
Vida de Alberto Durero
Albrecht Dürer, conocido en español como Alberto Durero, nació en Núremberg (actualmente Alemania) el 21 de mayo de 1471, y falleció el 6 de abril de 1528, en el mismo lugar de nacimiento, cuando tenía 56 años de edad.
Sus grabados fueron de gran importancia, considerando que trasmitieron no solo el estilo propio renacentista, sino sus ideas.
Su primera influencia: su padre
Su padre fue un orfebre húngaro, quién migró a tierras germanas. A él podría atribuirse no solo como primera influencia para su hijo, sino su primer maestro. Nació en Ajtós, un pueblo húngaro situado al lado de la ciudad Gyula, siendo su nombre original Albert Ajtósi.
Sin embargo, cuando éste llegó a Alemania, tradujo su apellido Dürer, siendo conocido como Alberto Durero el Viejo. Tal apellido tenía como significado “fabricante de puertas”, siendo de baso para el artista no solo para ostentar de ello, sino de emplearlo como un blasón a una puerta.
Sus conocimientos se los trasmitió a su hijo, al menos los más necesarios para comenzar a crear tan exquisitos grabados que más adelante produciría durante su carrera.
Formación inicial
Su formación inicial se generó en el taller del grabador Michael Wolgemut en su ciudad natal, entre 1486 y 1490 como aprendiz. Hay que considerar que Núremberg era una importante ciudad como centro de impresión de grabados.
Al terminar su aprendizaje allí, se trasladó al taller de Martin Schongauer entre 1490 y 1491 en la ciudad de Colmar. Luego estaría viajando por Suiza e Italia.
Fue Alberto Durero uno de los primeros artistas norteños que logró viajar a Italia, específicamente para estudiar Arte. En Venecia vivió una temporada en 1494, hasta volver a Núremberg donde comenzaría a mezclar las teorías del renacimiento, con aquellas técnicas aprendidas en Alemania.
Regreso a su ciudad natal
En Núremberg estableció su propio taller, donde además se casó con Agés Frey. Ahí se dedicaría en plenitud a sus ilustraciones, considerando la Pasión de Cristo como uno de los temas de mayor interés para él, especialmente en aquellos aspectos de crueldad y dolor.
De esta historia, existen seis completas versiones, desarrolladas entre xilografías, grabados a pluma o en cobre y además, pincel. En general, su intención primordial era de divulgar y enseñar.
Alberto Durero: el artista consagrado
15 grabados sobre madera
Más adelante, en 1498 publicó 15 grabados sobre madera cuyo tema era el Apocalipsis. Allí plasmó su visión del fin del mundo según el Libro de las Revelaciones.
De estos quince, particularmente famoso es el retrato de Los cuatro Jinetes del Apocalipsis: la muerte, el hambre, la guerra y la peste.
Sus tres maestros grabados
Entre 1513 y 1514 imprimió sus tres grabados maestros, siendo el más conocido El caballero, la muerte y el diablo, el cual muestra a un caballero cristiano del Medioevo cabalgando entre la tentación y el peligro, sin miedo alguno.
Tiempo después de que Martín Lutero publicara susnoventa y cinco tesis en 1517, Alberto Durero se convertiría en un fuerte seguidor de la Reforma.
Tanto fue, que Los cuatro apóstoles realizada entre 1523 y 1526 incluye inscripciones bastante largas de la traducción al alemán que Lutero realizó de los evangelios.
En él, los apóstoles desprecian los errores humanos y el orgullo.
Alberto Durero y la teoría del arte
A pesar de su interés por trabajar la Reforma luterana, paralelo a ello le preocupó la teoría del arte, en la que también trabajó. En torno a ello, se encontró en la búsqueda de representar el cuerpo humano según el ideal clásico de belleza. Para él, el hombre era humanista completamente, el centro de la realidad.
A partir de estos ideales que tanto inquietaron a Dürer, realizó innumerables pruebas en torno a las proporciones, así como diversos estudios de la armonía. Asimismo, se unió su preocupación por la luz, tema bastante particular de la pintura flamenca.
Obras tras sus viajes a Italia
Albrecht Dürer realizó varios viajes a Italia, especialmente a Venecia. Gracias a ello, logró estar en contacto con Giovanni Bellini (el cual fue de gran importancia para el desarrollo de su obra), así como con el arte clásico meridional en general. Al regresar de su segundo viaje, realizó la tan famosa obra gemela sobre tabla de Adán y Eva.
Este último, además, ha sido de los mayores exponentes de la belleza Alemana clásica, superando completamente el lenguaje gótico que aún se venía arrastrando.
Últimos años de Durero
La publicación de sus obras teóricas las realizó en mayor medida en sus últimos años de vida. Instrucción para la medicina fue uno de ellos, publicado en 1525.
A éste le siguió Teoría de la fijación en 1527, y por último Teoría de las proporciones en 1528, compuesto por cuatro libros en el que desarrolló su sistema con múltiples bases científicas.
Características de la obra de Alberto Durero
A pesar de que Alberto Durero, en efecto, realizó pintura, su mejor producción artística fueron los grabados, los cuales además viajaron por toda Europa, alcanzando así una gran fama.
Se podría decir que una de sus influencias mayores estuvo generada por el arte occidental, expresada especialmente en su Teoría del arte.
Realizó innumerables autorretratos, siendo de gran información para los historiadores del arte, obtener información de Dürer.
En alguno de ellos, procuró retratarse a la manera misma de Jesucristo; aunque la mayor información que dejó de su propia vida en ellos, es que le gustaba vestir muy bien, siendo además bastante atractivo.
Fue un trabajador impecable de los grabados, mostrando un asombroso realismo en sus representaciones. Sin duda, mostró gran habilidad artística en todas sus creaciones.
Todas ellas son hoy día modelos del renacimiento europeo. Aportó tanto conceptos como técnicas de enrome riqueza no solo al arte, sino a la simbología religiosa.
Obras más representativas de Alberto Durero
A pesar de que la mayor producción artística de Alberto Durero fueron los grabados, sus óleos también se consideran de gran importancia, relevancia e influencia para la historia del arte.
Todo ello sin dejar de lado que mantuvo una técnica impecable gracias a los innumerables estudios que realizó no solo en relación a la belleza ideal clásica, sino a la anatomía humana.
Autorretrato a los 28, 1498
Fueron diversos los autorretratos que realizó Albrecht Dürer, aunque el que más destacaría no solo como parte de su obra y legado, sino para el arte del Renacimiento.
En ella, no solo se representa en relación al icónico Jesucristo (como lo hizo en otros autorretratos), tanto por la posición de su mano, como en sí mismo, el retrato.
En tal obra muestra dos claves inscripciones: a la izquierda la fecha que nos da razón a entender que tenía 28 años en ese entonces. Mientras que a la derecha dice “Me pinto a mí mismo con colores indelebles”.
En sí mismo el autorretrato fue todo un desafío en su momento, especialmente por la frontalidad tan atrevida para ese entonces.
La pose muestra los íconos determinados para representar a Jesús; y aunque alteró levemente la posición de su mano, no es menos relacionada con ello.
De alguna manera, juega con el conocimiento del espectador, especialmente con la identidad religiosa en la que optó para inspirarse.
De esta manera, además, podemos entender un poco la personalidad tan fuerte que debido ocupar al artista, así como osada, por tan solo haberse apropiado de una pose reservada únicamente para las imágenes religiosas.
Adán y Eva, 1507
Se trata de dos óleos sobre tabal que representan una a Adán, y la otra a Eva. Actualmente se encuentran en el Museo del Prado, en España, Madrid; y mide cada una de ellas 209 x 80 y 81 centímetros. Son estas las primeras figuras con desnudos realizadas a tamaño natural.
Eva posee un cartel en el que se determina la fecha de la obra, en la que indica: “Alberto Durero, alemán, la pintó después del parto de la Virgen, en el año del Señor 1507”.
Esta pieza fue ejecutada por Durero después de haber realizado su segundo viaje hacia Venecia, en el cual estudió a profundidad el dominio del color, e incluso a nivel matemático para lograr la forma ideal de los personajes.
No solo demostró su gran habilidad como dibujante, sino que además profundizó en tanto a la anatomía humana. Asimismo, Durero mostró aquella belleza ideal que buscaba.
Ambos cuerpos, sin embargo, siguen un canon un tanto alargado. Se consideraban ocho cabezas como el canon tradicional, pero él usó nueve.
Algunos críticos de arte consideran que esta obra muestra cierta influencia gótica, o incluso el inicio del manierismo, idea nada descabellada considerando su interés por alargar levemente los cuerpos.
A pesar de que no fuera esta su idea, sino transmitir su síntesis ideal de belleza.
Rinoceronte, 1515
El Rinoceronte se trata de uno de los tantos grabados que realizó Alberto Durero, en este caso, una xilografía, el cual fue subastado en el año 2013 en Nueva York algunos miles de dólares.
Se trata de un boceto bastante conciso de un rinoceronte indio en el que se basó el artista, así como una descripción por escrito de un desconocido artista.
Hay que considerar que el artista no logró ver un rinoceronte real, considerando además que no logró verse en Europa sino hasta 1579. Quizás sea esta una de las razones por las que se popularizó el grabado en Europa, siendo reproducido y copiado por al menos los tres siglos siguientes.
Por mucho tiempo, se consideró como una muy fiable representación de un rinoceronte, al menos hasta el siglo XVIII. A Lisboa llegó un rinoceronte en 1515 desde el Extremo Oriente como parte de un diplomático intercambio.
Efectivamente fue todo un revuelo, ya que jamás se había visto tal criatura, pero pocos meses estaría, ya que se ahogó en un buque en el que viajaba desde Roma hasta Francia.
Todo esto habría inspirado al artista a realizar la xilografía, tomando las descripciones de una carta de un mercader moravo que sí logró verlo, así como la de otro sujeto desconocido en una carta que desde Lisboa envió, hasta Núremberg.
Los cuatro apóstoles, 1526
Albrecht Dürer realizó estos dos paneles justo un año después de que los padres de la ciudad Núremberg tomaran el luteranismo como la religión oficial.
En vez de colgarse en una iglesia, se colocaron en el ayuntamiento. Se entiende que tal díptico se realizó con una fuerte inspiración protestante.
Su tamaño es tan grande como Adán y Eva, cada uno mide 215 x 76 centímetros, y se encuentran en Alte Pinakothek, en Múnich.
El artista mostró cuatro temperamentos en cada uno de los personajes: Juan, Pedro, Pablo y Marcos. El primero lee la palabra de Dios de su Evangelio propio, siendo además el preferido de Martín Lutero.
Al lado de Juan (el primero a la izquierda) se encuentra Pedro, el fundador de la Iglesia en Roma, sosteniendo la llave de las puertas del cielo, su atributo habitual. Mientras que la juventud de Juan lo muestra sanguíneo, la vejez de Pedro lo muestra flemático.
En el retablo de la derecha se encuentra Pablo encarnando la melancolía, interpretado por los protestantes como su padre espiritual, reivindicándolo. Detrás de éste se encuentra Marcos, un tanto más joven, con ojos penetrantes, representando el temperamento colérico.